lunes, 31 de diciembre de 2007

Adiós, adiós a este año cruel y despiadado

Recuerdo que el 31 de diciembre del año pasado quería que terminara ese ciclo y que viniera otro mejor, ya que el que se iba había sido bien deplorable. Mi historia de amor terminó en un cuento absurdo, y nada volvió a tener sentido.

Pero ahora imploro que todos los males queden en este fatídico 2007, y pueda por fin tener un año decente!!!

Por dios que fue difícil este ciclo. Ilusión y caída, otra ilusión y un costalazo despiadado (que sigo pensando que fue total y absolutamente inmerecido). Tristeza al cubo. Soledad. Estrés.

Dicen que todo lo malo trae algo bueno, y creo que el punto alto de este negro año fue mi reencuentro con la vocación literaria. Volví a escribir, y bien. Ya tengo listo mi libro para editar el próximo año. Y no tendré excusa para no hacerlo.

Así que al menos de los desastres saqué una sensibilidad tan intensa que me sirvió para darle a las letras, y crear algo sublime. Así que gracias a todos los corazones crueles que me hicieron sufrir, porque de esas lágrimas saqué la inspiración para volver a las letras!

Que el 2008 sea superior. Que mi propio espíritu se dedique a ser feliz y no andar mendigando caricias. Que la paz y la humildad sean mis compañeras de rutas. Que cada mañana despierte con los trinos de los pájaros, salude al sol y me prepare a vivir una aventura! Y que la noche me traiga una melancolía sin tristeza, mi propia verdad escondida saliendo a la luz de las velas, y el sueño sin cadenas de un espíritu rebelde que encuentra cobijo.

Felicidad!!!

Sólo hiere mis manos

Y ahora que cierro mis ojos al pasado, y me inunda de nuevo la vida, dejarás de sonreir para mí.

Quedarás en mi retina como la imagen sombría de un invierno triste, un cuarto acogedor y un silencio de piedra.

Serás la nota amarga que mis lágrimas invoquen cuando piense en lo sueños desvanecidos.

Ignorarás mi paso en tu ruta, mirarás hacia otro lugar cada vez que pase por tu lado.

Tal vez deba dejarte con tu carga de otros anhelos. Tu hielo sólo hiere mis manos.

sábado, 29 de diciembre de 2007

Y me vine!!!

No!!! Mi espíritu no soportó la idea de quedarme sola en año nuevo. Así que agarré un bolso, mi gato, y en bus, a la antigua, me vine no más.

Aún no hay aventuras. Sólo acabo de llegar.

Pásenlo bien en Santiago sin mí!!!

jueves, 27 de diciembre de 2007

Por qué te asomas por las rendijas de mi vida ciega

Por qué te asomas por las rendijas de mi vida ciega, con tu sonrisa descuidada y la infatigable sed de una boca que no duerme?

Qué buscas en este exilio? La paz para tu alma? Una canción que nadie haya escrito?

Deja que tus pies te lleven lejos de mí. Que mi corazón aún late al ritmo de muerte de mi último amor inconcluso. Que me desangro con cada gesto, y no quiero que lamentes la pérdida de un afecto. Que soy cenizas que aún no reviven, y no quiero cubrir tus ojos con el manto de mi dolor lacerante.

Pero si vienes, y traes tus manos benditas y libres...

Derramaré sobre ti tempestades, fluirán las aguas desde todos los rincones. Mi voz será señuelo y perfidia; ataré mi destino a tu silueta, y caerás a un abismo gritando mi nombre.

Que no hay manera de aquietar mi fiebre. Que no existen razones para ser racional. Esta noche, y todas las que vengan, seré elíxir de dulzura y amargas desazones. Odiarás mi recuerdo, y ansiarás beber de mis semillas.

Porque no hay angustia más ansiada que la del hielo de mi sangre hecha deleite.

Deja que me marche

Sin remedio a mis males, sin aliento a mis deidades. Tu voz me llega lejana, y siento que ya no quiero escucharla. Que tus palabras resbalan por mi piel como el tenue brillo de una estela perdida en el tiempo.

Ya no sé lo que dices. De qué color son tus recuerdos, si cuando estuve a tu lado sólo quisiste destruir mis afectos!

Y en mis manos se esconde siempre una caricia para tu rostro...

Si tan sólo supiera que este frío pasará, sin dejar marcas, sin mentiras que me alejen. El ocaso aguarda mi silencio, el aire está quieto. Es cada vez más claro el camino a mi noche de estrellas azules. Deja que me marche envuelta en bruma.

martes, 25 de diciembre de 2007

La actitud zen de bailar con un chico feo

Ayer era navidad, y por lo tanto, se supone que había que celebrar. Encontrándome en mis bienamadas tierras pichileminas, hice un catastro interno y descubrí que mi yo más profundo lo que quería era bailar.

Después de una riquísima comida, una aburrida misa del gallo (debut y despedida de mi presencia en esa liturgia), y terminar de ver una peli de Errol Flynn (era bien guapo él), salí en mi trineo prestado a ver qué me ofrecía la noche.

No andaba un alma en las calles. A medida que recorría el silencio de las rutas comencé a sentir pánico ante la posibilidad de que tuviera que irme con mi sed de fiesta a dormir con el gato. El letrero de la 127 estaba iluminado. Gracias, Baghavan.

Como el 99% de las personas pasa un rato con su familia y después sale a parrandear, hubo un largo tiempo en que la disco estaba pelada. Un grupito de unas chicas luminosas hacía de las suyas en la pista, mientras la pantalla gigante transmitía un aburridísimo programa del Discovery Channel. Yo, sentada como una Lady, maldiciendo en mi interior esa ley no escrita que me hace no tener amigos a quienes recurrir para no estar mirando cómo se divierte la gente.

Ya entrada la noche la cosa comenzó a tejerse. Claro que ninguno de los dioses griegos que tuve el agrado de contemplar en la playa se dignó dejarse caer. Sólo homo chilensis por todos lados.

Pasaba la hora, comenzaba a darme sueño, y ningún galán se ofrecía gentilmente a acompañarme a la pista. No sé si mi cara traslucía algo de mi afiebrado estado interior, el caso es que, según yo, era invisible para la especie humana. Y tantas ganas que tenía de bailar...

Ya estaba implorando a las divinas presencias que me dieran siquiera el consuelo de bailar con alguien, cualquiera, sin importar su garbo ni si fuera de mi agrado. Sólo quería menear el esqueleto, y sentir que las lucas invertidas en la entrada valdrían la pena. Nada. Invocaba a mi buena estrella pensando que cualquiera sería un buen compañero de baile, hasta que vi en la multitud uno que definitivamente no caía en ese grupo. Era una especie de gigante mamut no lanudo. Un tipo grandísimo, gordo, pelado, y más encima con camisa blanca. Fue cosa de verlo y pedir que cualquiera menos "ese" se dignara a bailar conmigo.

Como la mala suerte me acompaña, justo "ese" se acercó a solicitarme el honor de una pieza. Mientras veía que me hablaba pensaba en mis opciones. Podía negarme argumentado cualquier estupidez, pero a lo mejor sería mi única oportunidad en la noche de sacarle brillo al pavimento. Pero aceptar era asumir ante el mundo que nada mejor se me había presentado; mal que mal, una tiene su dignidad, y cuando te has pasado el verano rodeada de chicos guapísimos como que te mal acostumbras...

Pensé que mi actitud era soberbia. Que estaba olvidando las enseñanzas zen sobre el valor del alma humana. Que no debería importarme cómo me mirara el resto de la humanidad, si lo importante era bailar. Tomé aire, puse mi mejor sonrisa, y dije sí.

Tuve que tragarme el orgullo al ver a unas chicas que sonreían burlescas al verme con ese especímen. Recordé otra vez las palabras de Osho y la fuente de la sabiduría, y decidí tratar de pasarlo bien. Pero mi cumpa se las arregló para arruinarme el gusto. El joven tenía la mala costumbre de interrogarte mientras bailaba, cosa que hace que una deba dejar el ritmo y acercar peligrosamente el oído a su cara para tratar de entender. A cada rato. Hasta el punto que me pidió que cambiáramos de lugar porque estaba su ex polola y lo miraba mucho. Grande fue mi sorpresa al enterarme que un tipo así podía haber tenido novia alguna vez, y más encima la dejó escapar! Me la mostró, incluso, y no era nada de fea...

Sin entender nada, seguí bailando, en la medida de lo posible, claro está, considerando el afán del susodicho en entregarme información que no me interesaba. Como que era artesano, y los primeros aros de plata que hizo se los regaló a la doncella que lo miraba, y que incluso ella los andaba trayendo puestos, y se tocaba la oreja para hacérselo saber. Comencé a sentir que me estaban envolviendo en una historia extraña de la cual no quería ser parte, y apenas pude escapé con la más antigua técnica: la sagrada ida al baño.

Al regreso se dio inicio a un incómodo juego del "corre que te pillo", por culpa del cual estuve mucho rato pendiente de su gruesa humanidad para evitar volver a topármelo. Fallé, porque al primer descuido me volvió a encontrar, y obligada a salir a la pista de nuevo.

Mientras bailaba lo más apartada que podía (incluso mentí diciendo que no sabía bailar merengue), de pronto sentí una mano en mi cabeza. Era una chiquilla, evidentemente arriba de la pelota, que insistía en hacerme dar vueltas como una pirinola. Ya que me evitaba la deshonra de estar todo el rato con el chico no apuesto, le seguí la corriente, y la integré al bailoteo. Hasta que me empezó a asustar su actitud excesivamente cariñosa hacia mí. Después de un par de canciones ya me decía que "le caía demasiado bien" e insistía en tomarme las manos. Pensé que Baghavan estaba atacado de la risa haciéndome la vida miserable. Más encima, el muchacho me preguntaba si había dejado de bailar con él hacía un rato porque estaba su ex polola (valor!!!). Apenas pude dejé a la chica amistosa con el galán peso pesado, y corrí nuevamente al baño.

Ya era tarde, y estaba a punto de rendirme a la evidencia. Mi sex appeal estaba en franca declinación. Jamás volvería a ser la misma Lily de antaño, que con sólo un par de miradas y sin hacer un movimiento lograba que el más guapo de los dioses griegos comiera de su mano. Esos tiempos ya no volverían. Debía declararme en retirada, y dar el paso a las nuevas generaciones. Sumida en estas profundas cavilaciones salí del baño, y miré la pista por última vez, pensando si habría alguna oportunidad de revertir el desastre navideño. En eso veo a mi pesadilla acercándose, y sin pensar me di vuelta, y le pregunté al primer chico que vi la hora. "No tengo hora, pero si quieres bailamos". Me cayó bien, y gustosa acepté el convite. A medida que bailábamos lo fui mirando bien, y era bien atractivo el muchacho. Y simpático. El bálsamo para aplacar mi cólera.

Finalmente vi que las divinidades habían decidido dejar de burlarse a mi costa, y pude suspirar aliviada. Todo volvía a la normalidad. Si hasta se dieron maña de encontrarme linda! Por lo visto todo había sido una jugarreta, nada más, y sólo mi actitud zen permitió que el desenlace no fuera deprimente. Mal que mal, por huir del gordito terminé mi navidad como corresponde. Aún tenemos patria, ciudadanos!

viernes, 21 de diciembre de 2007

Una mañana.

Una mañana cualquiera despertaré envuelta en bruma, con lirios brillando a mi lado, y una amplia sonrisa bañando mi rostro.

Una mañana, una como tantas, el color de mi vuelo traerá perfumes y sonidos de eras milenarias; me pondré de pie sobre mis propias ropas revueltas, y agitaré vientos y mareas, pensando en voz alta un nombre e invocándolo altiva.

Pondré la flor sobre la herida. El agua no correrá por mi lado sin tocarme. Los rayos de la luna silbarán viejas melodías en mis labios. Mis dedos recorrerán sin pausas los contornos de una piel bienamada.

Porque esa mañana llegará, con la distancia sin tiempos del destino aún incierto.

Y flamearán mis banderas, y mis manos resplandecerán de joyas vivas.

Porque habrán pasado tormentas, delirios y tristezas, y mi alma aún estará erguida.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Es el fin

Hasta aquí llegan los pasos de mi primer intento por reconciliarme con las letras. Se cierra un ciclo de inestables emociones.

Siempre pensé que mi libro terminaría de otra forma. Que al final del camino encontraría respuestas a preguntas milenarias. Que con mi última palabra habría encontrado si no la dicha, al menos la paz.

Nada de eso ocurre.

Sólo se cierra una era, se pone la lápida a un sentimiento profundo que inundó mi ser por un tiempo incierto. Creí ver una posibilidad más cierta que otras veces de dejarme invadir por una pasión certera. Sólo encontré la ruina del rechazo y mis ilusiones quebrantadas desde la raíz.

Termina esta era. Ya pronto mi creación tomará forma y nombre, y tal vez, cuando lo presente en sociedad, algún colega periodista insensible ataque mis heridas, y me pida que hable sobre aquel lejano hombre alado que alguna vez me motivó a desbordar algunas líneas.

Sólo espero que para ese entonces pueda ver con el velo de la distancia nada más que mi propia gratitud por inspirar mi dicha y a la vez mi ruina.

Amanda Cabot.

Por qué no pude huir?

Qué dulce ilusión puja a cada instante por colarse entre mis horas grises, y bañar mis dedos de infantiles fragancias!

No puedo tener tus manos acariciando mi frente. No hay voces ni barreras que te alejen; es sólo la quietud de tu espíritu y la indiferencia que mi delirio te provoca lo que mantiene tus huellas en surcos vedados a mis pasos.

Soñçe con olvidarte en una tierra tranquila, y sigo aquí, atada a mis bloques de cemento. Precipitando mi corazón en lágrimas de desgarro. Inundando de soledad y quebranto mis sueños más anhelados.

Es que jamás llegará el momento en que libres mi alma de tu recuerdo incesante?

Si no soy más que curiosos recuerdos y minutos de risa distante.

Si no inspiro más que el cómplice instante de un diálogo insulzo.

Por qué no pude huir, y dejar que la ausencia mitigara este dolor que me traspasa?

Sólo un milagro de navidad

En estos momentos sólo un milagro (de esos que dicen que suceden en navidad) puede salvarme. No bastó con que el año en su totalidad (salvo una honrosa excepción veraniega) haya sido un completo desastre. El destino se las está arreglando para ponerme como guinda de la torta la esclavitud a Santiasco, en absoluta soledad, y sin posibilidades siquiera de comerme la alita de un pavo.

Así como vamos ésta será la peor de las navidades que recuerde.

Y todas las puertas se me cierran...

Seguro algo tengo que aprender de todo esto, pero por fis, lo único que pido es una mínima dosis de piedad. Creo que de enseñanzas tuve bastante en el 2007. Lo que menos pide mi alma es seguir aprendiendo.

En fing, habrá que morderse la cola y decir sólo "jo jo jo".

Pd.- hace unos meses, cuando ya mi balance personal arrojaba sólo cifras rojas, comentaba con un amigo que por último podría alegrarme un poquito el espíritu que mi equipo saliera campeón. Pero no sólo fuimos eliminados, si no que más encima tenía que derrotarnos el enemigo!!! Como si no bastara tanta desgracia junta... con lo malitos que son los indios para refregárselo a una en la cara en la calle, y hasta en los nick del msn...

lunes, 17 de diciembre de 2007

Qué tiene ese hombre...

Qué tiene ese hombre que me inquieta, que me hace sonreir y perder la calma. Será su desplante, que me hace sentir pequeña, como si destellara y no pudiera verme en su reflejo?

Qué tiene ese hombre que aparece en mis sueños. Siempre altivo, casi distante, me pone los pies en el cielo, y sólo quiero deslizar mis dedos por su frente, borrar sus angustias, devolverle la dicha.

Qué tiene su mirada que me electriza, como si un torrente secreto se agitara en su pecho, y amenazara con explotar y hacerme cenizas en su vuelo...

Qué hay de sus silencios, de ese gesto de soberbia, de los crueles designios de sus palabras.

Aún brillarán sus ojos al verme caminar a su encuentro?

Arrepentíos, arrepentíos, arrepentíos!!!

Soy una pecadora, pero como el que se arrepiente se salva, santo remedio, y ahora debo tener medio cielo ganado. O al menos una próxima vida menos azarosa que ésta.

Diciembre es el mes del arrepentimiento. Después de dar vuelta mi existencia, declararme ajena al mundo y querer dejarlo todo para ir a conversar con las olas eternas, algunos golpes de timón enderezaron mi rumbo, y aquí me encuentro, arrepentida de todo menos de estar viva, y rehaciendo mi existencia de los pedacitos que quedaron.

Primera cosa: no me voy de Santiago. Seguiré amononando mi pieza en la ruka familiar, y me haré el firme propósito de ir más seguido.

Segunda cosa: ella vino para quedarse. Ya que mi familia se apiadó de mi locura, y me ofreció el techo parental para cobijarme, me aprovecharé del pánico, y estaré aquí en engorda durante un año. Propósito: volver el 2009 a mi depto, renovarlo, hacer de mi nido un lugar distinto.

Tercera: no me compro el jeep. Como no viviré en las colinas, no amerita hacerme de un 4 x 4. Así que seguiré los sabios consejos de mi hermano mayor, y me compraré un hatchback nuevecito de paquete. Siempre y cuando me den el financiamiento, of course.

Ahora sólo debo dejar que las cosas caigan por su propio peso. Que me desbloqueen las platas que tengo guardadas para poder darles uso, que arriende el depto para asegurar los recursos para seguir pagando (una cosa u otra: casa o auto, no se puede por ahora tener los dos íconos del bienestar material), que me den el financiamiento, y estaría lista para surcar las calles en un nuevo modelito.

Y Pichilemu... bueno, apenas pueda me arranco para allá. No renunciaré a mi propósito de ser feliz mirando a los menores de edad. Aún no estoy para retirarme a los cuarteles de invierno, y ya que me enamoro a cada rato (hoy vi uno tan guapo en el metro...), aprovecharé el impulso de darle un poco de color a mi vida.

De los arrepentidos será el reino de los cielos. Debería ya empezar a probarme mi corona.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Soldado del amor...

Me ando enamorando a cada rato.

Ayer fui a solucionar un impasse administrativo contable, y me quedé atrapada por la sonrisa del joven y (espero) brillante ejecutivo que se apiadó de mi inocencia, y me concedió una prórroga. No aguanté a tener una excusa para hacerle saber que existo, pero nada más. Una no puede andarse anunciando con "letras de liquidación", como dicen en el CDF.

Y hace varios días que ando en las nubes, tras mi último encuentro con otro guapísimo, joven y exitoso ejecutivo. Ahora, de que me pesque, es otro cuento.

Así que exudo amor hasta por el pelo. Como que renací, y milagro de la naturaleza, se me quitó esa desidia que me hacía evitar cualquier posibilidad de contacto con la raza humana.

Ahora ando contentilla, siento que tengo taaaaanto por aportar, que le sonrío a cualquier especímen con el que me cruzo en la calle.

Lo mejor es que no ando desesperada. No me interesa encontrar a alguien para formar una familia... guácala! no... viva mi libertad!!! Feliz de arrejuntarme con alguien decente, pero de ahí a perpetuar la especie, ni k. Me encanta esta maternal afición por mi gato, que no me estresa y me permite tener una vida. No aspiro a más.

Así que creo que seguiré el consejo que una conocida tenía en el nick hoy, sobre ponerse altas expectativas. Le echaré el ojo al más inalcanzable de todos mis prospectos, a ver si Baghavan me echa una manito y me muestra con colores brillantes ante sus ojos. Mal que mal, pese a vivir como allegada y en hacinamiento, sigo siendo un buen partido.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Motivos de peso por los cuales no me gusta la navidad

Somos cada día más los ciudadanos a quienes nos molesta la navidad. Ni siquiera nos produce indiferencia o desgano, ya es de frentón un sentimiento de incomodidad que casi llega al odio.

He aquí algunas de mis razones para tal fobia:

- la musiquita. No sé a quién se le habrá ocurrido inventar que las campanitas y sonsonetes estridentes eran agradables, y ahí uno tiene que mamarse la infernal algarabía en calles, malls y hasta en los pasillos del metro.

- la estética. No es novedad, pero es RIDÍCULO que nos andemos tapando con ropas rojas y peludas; los pobres viejos barbudos en la calle que se achicharran con bototos no sólo me dan pena (es el único momento del año en que muchos veteranos chichas trabajan), si no que me dan ganas de pescar a todos los niños que se sacan fotos con ellos y decirles que les pasen la plata y no se saquen la foto, porque no son representantes del viejo pascuero, ya que no existe, si no que son pobres abuelitos que tratan de hacerse unos pesos.

- el endeudamiento. Se convierte en un deber más que en un gusto el regalar algo a parientes, amigos y conocidos. Si hasta hay que tener un arsenal de presentes de emergencia, por si a la vecina se le ocurre llegar con algo... y bueno, para los cercanos no puede ser cualquier cosa. Hay que partir de una base, y de ahí mejorando el presupuesto. Al final terminan de pagar los regalos como en noviembre del otro año, para volver a endeudarse...

- los mall y sus atochamientos. Recuerdo haber visto distinguidas señoras quitándose los regalos de las manos, en su afán por encontrar bueno, bonito y barato. Peor aún, esas ofertas de 10 minutos en que ponen un canasto al medio y la gente se apelotona para agarrar cualquier cosa.

Creo que estos son motivos de sobra para detestar el acontecimiento.

Lejano en tu delirio

Sabes? Me liberé del peso de tu alma. Ya no palpitan mis yemas pensando en tu nombre.

Qué milagro germinaste en mi espíritu, que después de tantas vueltas pude por fin sacarte de este pecho?

Y ya sé que nunca estarás, que no te inquietan mis sobresaltos. Que puedo morir, y seguirás tocando tus canciones, envuelto en tu bruma, lejano en tu delirio...

martes, 11 de diciembre de 2007

Lista para volar.

Tal vez mañana ría recordando estos momentos. Pletórica de sonrisas, imaginando un futuro incierto, con la espina recorrida por estremecimientos, delante de un abismo de incertidumbres, lista para volar...

Que no sé lo que ahora viene. Sólo mis manos que me guían a ciegas entre luces de colores que encandilan.

Que no sé lo que me aguarda.

Que lleno mis bolsillos de bendiciones, de anhelos quizás un poco absurdos. Que me libero del peso cruel de mis propias reglas.

Y caigo, con los ojos cerrados, confiada en mi buena estrella...

Enloquecida otra vez

Esto se está convirtiendo en un carrusel. Cuando creo que he alcanzado la madurez y un estado de calma envidiable, mi subconciente me hace una jugarreta, y enloquezco otra vez.

Qué es esto de resucitar amores imposibles del pasado? Una nueva moda, una tendencia de verano?

Perdí la cordura. Ahora ando medio día pensando en su sonrisa, en su firmeza de carácter, en sus frases casi crueles, en esa forma digna de llevar las penas a cuestas.

Y de dónde! Esto sí que es imposible. Será menos patético soñar con uno que no te da la hora, antes que pegarte puñaladas por uno que se dio el gusto de decir "gracias, pero no"?

Pero al menos... al menos puedo perderme por un instante en su mirada profunda, en la seriedad de sus días, en las pocas veces que puedo verlo y sonreirle al mismo tiempo.

Qué es este temblor que me sacude el pecho, que me hace querer rozar su cara con una mano tranquila...

lunes, 10 de diciembre de 2007

Atada al vacío

Para sacarme esta pena de hombre, qué he de hacer con mis manos, atadas al vacío?

Morir de sudor cada vez que camino por barrios de conquistas. Rebajarme hasta el estrellato; vender mi alma al diablo, sacarme las espinas con una aguja de plata, y correr, hasta caer exhausta a los pies de un alma herida.

Cabalgar a pasos sin destino, como una hoguera envuelta en la bruma. Jugar a ser poeta y enloquecer rimando sin pausa, cantando sin palabras, como si el agua fuese cielo, y cayera de cabeza en el infierno.

Murmurar conjuros de otras eras, llamando a mi pecho su estela, amarrando su sufrir a mi risa histérica. Jurar sobre mis posaderas que jamás será mío, porque ya su espíritu cruzó mis fronteras, y no habrá otra vuelta.

Para quemar esta voz enronquecida, qué haré con mi vientre en ascuas?

Amanecer con los labios pegados a un vidrio, romperme la frente en el espejo de mi mala suerte. Acariciar el borde del abismo con mis pies descalzos. Creer que soy más vieja que mi era, y caminar, en solitario designio, por una ruta de espanto que no me asuste.

Para sacarme esta pena de hombre no habrá más remedio que mi loca pasión desbordando de una copa hecha trizas.

El forastero en mis sueños

Otra vez apareció. En mis sueños, como cada cierto tiempo, sonriente, con su aura de éxito y a la vez la tristeza de ver sus anhelos hechos pedazos. Otra vez surgió en mi subconsciente, y me tuvo toda la mañana pensando en él.

Qué sería de mí si fuese más valiente, más osada, y a la vez menos prejuiciosa?

Tal vez sólo me habría encontrado un feroz dolor de cabeza.

En qué rumbos andará su mirada perdida?

Mi cita con el quiebre

Sé que me espera a la vuelta de la esquina, que su sombra me persigue, y que me habla en sueños. Sé que no podré escapar de su astuta mirada; que su andar se pega a mis pasos, y que aún evitándola no haré más que correr a sus brazos.

Me espera una cita con el quiebre. Brutal, demoledora, mi compañera de antaño, la oscuridad que atormenta mis anhelos más profundos.

Esta vez no será distinto. Escucharé las voces que me hablan desde el infinito, que me piden que no huya, que me dicen que tal vez, algún día, en algún momento, brille el sol en sus cabellos mientras venga, sonriente, a mi encuentro. Pero mi cita es persistente, y me mira sonriendo maligna desde la acera del frente.

A veces, de noche y sentada frente al espejo, siento el frenesí de dejarla, de que se pierda, de que mis manos no toquen más su rostro frío.

A veces mi paciencia se renueva, y pido por un mañana esperanzador.

Sólo mi quiebre aguarda. Ya no hay palabras que tengan algún otro sentido.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Que otra vez será...

Anoche vi a un chico demasiado guapo. En exceso. Chasconcito, mediana estatura, joven (of course), y para variar, músico. Qué extraña fijación tendré con esa maldita raza!

Luego, al mirar el resto de la concurrencia, noté que habían varios especímenes dignos de ser observados. De hecho, mi amiga insistía en mostrármelos, en su afán por hacerme despertar de mi sopor sentimental.

Pero no hay caso. Puedo ver y requete ver, pero tal vez nunca pueda ser como aquella desquiciada de antes, que cuando se le metía un prospecto en la cabeza, de alguna manera sutil siempre lo conseguía. Ahora poco hay de eso. Con suerte me atrevo a mirar a alguno, y ya estoy pensando en el desastre que resultaría, por lo tanto me limito a observar escondida tras mi vaso de coca light.

Quizás cambiando de aire recupere las fuerzas, y pueda tener una actitud más amigable. Pero creo que mi labor en Santiago ya terminó, y sólo debo terminar de subir la cuesta para poder encaminarme a mi santuario personal.

Tal vez entonces me atreva a sonreirle a los chicos descarados que me observen en la calle, o en la disco, o en un bar. Por ahora, que otra vez será...

Pd.- el guapo menor de edad de ayer se parecía a Smith, el joven y apuestísimo actor que Samantha se conquista en la serie Sex and the City. Maestra!

viernes, 7 de diciembre de 2007

Todo el silencio de la noche

Todo el silencio de la noche lo dedico a tu mirada, a esa plácida trascendencia que expira como nube mientras aguardo una respuesta.

Todo el cielo negro se vuelca en tus manos. Escapas de mi memoria, te haces recuerdo y herida, mientras corro a mi destino incierto.

Las fauces del horizonte devoran los nuevos caminos. Te escapas de mi abrazo, resbalas como el agua entre mis dedos, y sólo quedan las palabras vibrando en el espejo.

Todo el silencio de la noche me envuelve, me habla de ti, y me dice que estás lejos.

jueves, 6 de diciembre de 2007

Lo que hacen los padres por los hijos

Ya estoy patudamente instalada en casa de mis padres. Llené un camión con todo mi mundo, y me vine, dejando atrás mi departamento hermoso, y confiando en que el destino me deparará cosas interesantes.

Estuve tan ajetreada que no tuve un minuto para pararme a pensar en la trascendencia del paso que daba. Fue todo el día un eterno correr; si hasta acompañé a una prima a dar su examen de conducción. Pobre, la rechazaron. Terminé consolándola diciéndole que tal vez el destino la está protegiendo de algo...

Y aquí me encuentro, gozando de la hospitalidad de mis padres, como en unas pequeñas vacaciones aunque no deje de trabajar. Serán pocos días; espero dentro de poco tomar el rumbo definitivo hacia mi Pichilemu del alma, y dejar atrás esta ciudad angustiante, con sus penas añejas y pasadas de moda.

Me esperan el aire libre, mi bika, una casita de ensueño en el cerro, y muchos menores de edad extranjeros para mirar mientras hacen acrobacias sobre una tabla.

Claro que Gatoku destiñó; se las dio de grande, y terminó muy instalado en el patio de la casa de atrás. Primero lo vi y pensé que dominaba la situación, pero después de mi ducha nocturna lo encontré donde mismo, y comprendí que no. El pobre estaba varado. Allá tuve que partir como en mis años mozos, saltando la pandereta para rescatar a mi hijo extraviado. Igual que hace mucho tiempo, cuando Pitusa estaba herida y se lamentaba con su pata coja en el mismo lugar. Claro que ella estaba contusa, éste no. Ahí se notan las diferencias entre géneros. Macho tenía que ser el pobre.

Ahora me adormece el sonido lejano de los autos que corren por la calle. Tan diferente a mi vida en La Florida, con silencio absoluto en la noche. Acá es bullicioso, pero ayer estaba tan cansada que dormí como una marmota. Ni al gato eché de menos.

Así son los padres, que dan todo por el bienestar de sus hijos. Que aceptan que uno le llene la casa de cachivaches, con tal de saber que estamos tranquilos y enmendando el rumbo. Que se encargan de hacernos comer hasta que reventemos, a fin de recuperar los kilos perdidos en meses de sonambulismo. Y hasta que saltan por los patios ajenos con tal de rescatar a su retoño extraviado. Qué le haremos!

lunes, 3 de diciembre de 2007

Y si muerdes mi saliva?

Y si muerdes mi saliva mientras aún estoy viva?

Déjate caer por mi ventana antes que me olvide del sabor de una mirada. Toma mis ofrendas como dones encantados; antes que el tiempo haga trizas mis cabellos, y que el sol deje de brillar ante mis pasos.

Y si enciendes esta hoguera con la sal de tus heridas?

Hazme bendecir el cielo y sus horas. Calma mi sed de lucha, llévame a una escena donde nadie apunte mis defectos; dime que soy bella, y que pasarías el tiempo sólo escuchando el eco de mi voz en sueño.

Y si corres, te levantas y olvidas tus cadenas?

La luz de mi cuarto está aún encendida. La puerta sigue abierta; no olvides que otra brisa estival traería lluvia y recuerdos, cerrándola por dentro.

sábado, 1 de diciembre de 2007

El último sábado

Este es el último sábado que paso en mi departamento. El miércoles (supuestamente) volveré a la casa de mis padres, a un rinconcito que me dejaron para que pueda evolucionar y no quedarme anclada en la dependencia y los pagos.

Pensé que sería algo especial, pero sólo es otro sábado como muchos este último tiempo. A solas, en la intimidad de mi pieza, con el gato durmiendo a mi lado y el computador prendido.

Mientras afuera la gente se divierte, yo me doy cuenta de que estoy cansada, que estoy adolorida, que quisiera un masaje y (ojalá) algo tan simple como una caricia en mis cabellos.

Pero vivo las últimas horas en mi guarida atesorando cada instante, y tratando de olvidar algunos momentos. Porque me da tristeza pensar que soñé con una vida, y equivoqué el camino. Que cobijé mil ilusiones en la tibieza de estos cuartos, los que simplemente se desvanecieron.

Y ahora me voy. Quizás el destino me permita volver algún día.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Prendidísima...

Parece que recibí del cielo una buena dosis de energía, tal vez como regalito de cumple. O puede ser que a los 33 uno se ilumina, y como Cristo sale al mundo a derrochar desplante y cumplir su misión. El caso es que cambié el dígito, y me cambió la vida.

De pronto sentí cómo mi mente se abría, y empecé a ver soluciones donde hasta hace unos días sólo veía problemas. Dicen que eso es fluir...

Y ahora tengo a medio mundo corriendo, buscando clientes, presentando propuestas, y lo mejor, ganándolas. No me dejé abatir por perder otras dos propuestas que daba por seguras, sólo me di el tiempo de pensar y repasar cómo se habían dado las cosas, y llegar a la conclusión de que si no era, no no más. Siempre hay algo mejor esperando a la vuelta de la esquina.

Qué curioso cómo se va arreglando el naipe solito; eso sí, nada es gratis. Me estoy deslomando por cumplir con todo lo que me propongo día a día, y quedo cada noche con la alegre sensación de que viví una gran jornada, que fui feliz haciendo lo que me gusta (mandunguear y sentirme libre para elegir a quién ofrecer servicios), y que me voy a dormir con un cansancio agradable y una sonrisa en los labios.

Después de todo, hay que aprovechar estas "crisis" de actividad, no sea cosa que después me venga otro bajón. Por lo menos que me pille bien parada, y con los negocios corriendo solitos.

Ojalá eso sí que mi ciclo no se acabe a los 33, como el susodicho. No me haría mucha gracia despedirme del mundo en plena ebullición de mi inquieta naturaleza.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Y fluiré.

Y fluiré, como el agua que resbala dejando una estela brillante sobre la roca. Como el aire humedecido que conquista mi pecho escrupuloso, y me da abismos para medir fortalezas.

Qué es una lágrima corriendo por mis pies, cuando el cielo brilla sobre mi cabeza, y me muestra el inicio de una aventura inédita?

De mis labios escaparán ecos y el recuerdo de unos besos temblorosos.

De mis manos brotarán caricias, que se irán confusas en el viento...

domingo, 25 de noviembre de 2007

Sólo el desborde.

Se irán los días, se perderán con el paso del sol y los hombres cansados de vuelta a sus hogares, y a su paz.
Mi paso habrá sido fugaz, como el roce de una brisa curiosa sobre los párpados cerrados.

Pero si estuviese ahora tu cuerpo en mi vereda sería volcán y torbellino. Mis labios dejarían su huella en cada rincón de tu piel ansiosa, y no diría palabras más que de éxtasis. No pediría una cita, ni una respuesta, ni siquiera la posibilidad de traerte aquí de vuelta.

Sólo serían mis dedos corriendo descalzos por tu espalda húmeda, el roce atercipelado de mis rodillas, la caricia sin nombre y sin excusas.

Sólo el rumor de mi boca en tu pecho.

Sólo el desborde de mi vientre enardecido.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Sigue así

Sigue así, pidiéndome por favor que te desprecie. Más temprano que tarde callarán mis voces, y sólo un profundo desaliento ocupará los dominios que alguna vez quise dedicarte.

Crees que juego

Crees que juego? Maldita sea la hora en que mis pasos me llevaron a tu ruina!

Ves en mí nobleza? Hecha trizas, mancillada, mi alma sale herida con cada palabra; el ronco retumbar de otras gentes perfora mi cabeza, y quiero escapar de este destino incierto.

Sonríes con mis letras. Supieras que por dentro hay sangre cubriendo las paredes! Que la noche no acaba nunca, que digo tu nombre y lloro de impotencia, de rabia contenida, de mil insultos que jamás llegaré a pronunciar.

Porque mientras me muero tú crees que juego.

Tristeza ciega

Cada hora que paso en esta tierra maldita me llena de miradas torvas, de ceños disgustados, de noches sin dormir.

Cada instante que miro este estrecho horizonte deja marcas lacerantes en mi pecho.

Y se cierra mi garganta, y el puño es cada vez más apretado. Y una tristeza ciega me consume, y no encuentro escape, ni a las luces ni a las sombras, para tanto dolor inútil.

El desaliento se enseñorea de mi espíritu. No veo un mañana, y mi pasado revive en cada esquina, recordándome que existo, que mi mundo es paralelo, y que una mancha pesada separa mi destino de los mortales.

Quiero que la distancia ocupe el lugar de la melancolía. Será un paisaje, será una estela, pero ante todo, será un sumerjirme eterno en aguas tempestuosas que me den la calma.

Vamos a bailar!!!

Pasó mi cumple. No tuve regalos, ni cantadita de "cumpleaños feliz...", ni tampoco apagué velitas. Si no fuera por Cynthia tampoco habría tenido visitantes.

Demasiado.

Amiga, por favor salgamos a bailar el sábado. Creo que el exceso de calma y buenos modales me están pasando la cuenta. Necesito mover el esqueleto, dejarme llevar por la música, mirar chicos guapos (y ojalá pasar más allá de las miraditas...), sentirme el alma de la fiesta...

La Blondie no me tinca porque nunca sabes si el tipo que estás mirando es homo, bi o hetero. Mejor no correr riesgos. La Berenjena tiene un caudal abundante de chicos mirables, pero no sé qué les pasa que se hacen los lindos, y pretenden que poco menos una les ande hablando. Seré de otra época, pero no transaré con mis principios por un menor de edad.

Qué otra opción tenemos?

Nunca he ido al Bal-Le-Duc, y aunque me digas que es un antro me dan ganas de conocerlo.

No me vayas a salir con un pastelito por fis, y que no pudiste organizarte... mi espíritu, mis piernas y hasta mi piel necesitan un poco de exceso. Ya amiga?

Vacío y universo

Es el orgullo pecado estoico y doloroso, que me hace sudar extremos y lleva mi ira hasta donde sólo queda el alma para destrozarla.

La arrogancia, mirada infiel que clava estacas desde su jaula de vidrio. Sonrisa desdeñosa, cargada de oscuras nieblas, que oculta un corazón fiero y eterno en su melancolía.

Cuándo huirán, dejando un vacío tan intenso que el universo entero encuentre aquí su reino?

He aquí que vuelves

He aquí que vuelves a cruzarte en mi ruta desierta. No sé si traes recuerdos, un presente de dicha que contraste con mi cara triste, un secreto nunca confesado...

Callaron los años. ¿Somos acaso los mismos? Ignoro si los golpes sólo fueron de este lado, si el sol brilla en mi ventana y no en la tuya, si la imagen que de mí te haces se parece a esta inquieta flor que se mece al viento.

Cuántos de tus sueños se hicieron verdaderos? Cuántas agonías escondiste en el rincón oculto de tus pesares nocturnos? Cuántas sonrisas derramaste, y cuántas lágrimas invocaste en mi nombre?

He aquí que me buscas, y que estaré frente a ti de nuevo. Convaleciente, herida de muerte y resucitada. Caminando otra vez con pasos ligeros. Como si fuera ayer, como si no tuviera marcas en la piel, y sólo mi espíritu se deslizara por las calles, oculto...

martes, 20 de noviembre de 2007

Así se pasa la vida...

Me cayó un fatídico nuevo dígito. Y la vida sigue igual que siempre.

Anoche, momentos antes de dormir, pensaba en la importancia trascendental que daba cuando más joven a este acontecimiento. Si contaba los días que faltaban para que llegara "mi" gran hora, aquella en la que me sintiera importante. Hasta encontraba que los días eran distintos, especiales.

Hoy fue uno más de tantos días ajetreados. Con mucho calor, eso sí, y el alivio que representa poder adueñarme por algunas horas del auto de mi cuñada. Mirar de igual a igual a los (a veces) guapos conductores de aquellas 4x4 gigantescas, y creerme la muerte con mis bellísimos lentes ópticos de sol.

Pero lo partí con una sonrisa. Una ducha tibia y acogedora me lanzó muy temprano a las aventuras que me esperaban al volante, y corrí, corrí, por todo Santiago, multiplicándome en esfuerzos por lograr la meta deseada.

Y luego la calma... la placidez del hogar familiar, un rico almuerzo, una tortita de aquellas preparadas por las manos de mi madre... si hasta mi hermanito me honró con su presencia, llegando a placé a la comida, y riéndose del calor.

Pensé que nadie vendría, pero Cynthia (chiquita linda ella) se esmeró desde primera hora del día en decir presente. Y aquí estuvimos, revisando viejas fotos, emocionándonos con recuerdos del colegio, y admirándonos de la juventud exultante que nos sonreía desde aquellas viejas láminas.

Y ahora la noche nuevamente me acoge, y será como otro día, sólo que hoy recibí el cariño a distancia de aquellos que me quieren. Que se dieron el tiempito de llamarme (como Ingers y Ale, a primerísima hora, y Steph, que en medio de un despelote laboral me dejó un mensaje muy corporativo en el celular), quienes me persiguieron para darme un abrazo, quienes me mandaron un correíto desde lejanas latitudes, y hasta quienes utilizaron la vapuleada plataforma de msn para gritarme un mensaje de alegría.

Gracias a todos, a Pachi por su persecución, a Marcelita por sus cantos en el fono, a mis primas Alejandra y Andreíta, a mi cuñada que me dio el primer saludo, a mis padres (que llevan semanas preparando mi regalo...), a Cristian por su llamado en capítulos, a la Sandoval por su postal, a Adrian por llevar días saludándome...

Es como una caricia en el corazón saber que les importa mi existencia, y que me tienen en sus pensamientos.

Estas son las bellísimas flores con que Cynthia me regaloneó hoy. Qué lindo gesto! Y no sé si vio mi post, pero no podía haber elegido mejor las piezas del conjunto. Sólo yo desteñí, ya que por la poca costumbre de recibir flores no tengo ni un miserable florero, y tuve que recurrir al jarro del jugo...

lunes, 19 de noviembre de 2007

Esta noche cálida...

Esta noche cálida se hace inmensa. Parece devorarme, con sus ruidos, con la calma aparente de sus luces que me llaman.

Ese rumor constante, esa voz enronquecida que repite una y mil veces mi nombre. Quiero ir hacia ella y perderme en su misterio, sin saber si habrá un mañana, sin pedir permiso para respirar en su oscuridad.

Y mis labios serán secretos, y mis manos se entrelazarán sin prisas, en la última hora que me deja.

Pese a todo, aún no podré olvidar.

Quedarás en silencio

Podrías acercarte a mi sendero y darme de beber de tu fuente sin nombre. Qué mezquindad, no dejarme ver tus heridas, no mostrarme la salida, y pedirme a la vez que me vaya.

Quedarás en silencio, mirando cómo mis pasos huyen y corro hacia los precipicios?

Podrían tus manos coger mi vientre estrecho, aferrarse y no soltarme hasta el último suspiro. Qué sabor amargo tienen mis caricias, que las dejas clavadas a un puñal de hielo y sin embargo pareces anhelarlas?

Cambia este destino. Dile adiós a la miseria y las noches en vela; revive, intenso, eterno. Déjame morder el borde de tu boca sin dudas, porque mis dedos laten, y mi espíritu se abre como flor enloquecida.

Sólo harás un gesto de despedida, y me verás mientras camino a un destierro sin edad?

Liliums, calas y girasoles.


No es un tema menor. Hay flores y flores que a una le gustan, y otras que no. Nada que hacerle.

Me encantan los liliums. Me gustan porque son grandes, avasalladores, intensos, como un espíritu contenido que en algún momento libera toda su energía. Ver un lilium abierto es como una invitación a vaciar el espíritu de toda carga, y simplemente brillar.

También me gustan las calas. Son simples, elegantes, distinguidas. Sólo una hoja, de firme textura, y un gran pistilo en el medio. Estoicas, surgen en cualquier lugar sin pedirle permiso a nadie. Sólo emergen, orgullosas de su radiante aura.

Y los girasoles. Qué flores más maravillosas! Enormes, amarillísimas, como una eterna risa que se mueve al compás de una música cálida. Son tan luminosos, tan alegres, que son capaces de hacerme cambiar la cara hasta en el día más amargo.

Todas las otras flores son bellas, pero éstas son las que más me gustan. Será por eso que las tengo repartidas por toda mi casa?

Cuando fui en octubre a la ruka estaba literalmente plagada de calas enormes. Por donde caminara alrededor de la casa las veía. Mi madre cortó varias y se las trajo para llevar a la tumba de mi abuela. Eran las calas más golosas que he visto en mi vida.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Dónde está?

Dónde están ahora, con sus voces despiertas, con la algarabía de las noches de juerga y la risa fácil de los humos de un vaso?

Quién escucha tu silencio y se detiene un instante a acompañarte?

Dónde se encuentra tu amada, aquella por quien sueñas y velas? Dónde dejó sus manos, que no están para acogerte y calmar el temblor de tus sienes?

Quién cuenta las estrellas y ruega por la paz que inunde tu alma?

sábado, 17 de noviembre de 2007

El abandono

Este es un nuevo concepto que aprendí ayer. Suena simple, pero por dios que es peliagudo.

Se refiere a cuando ya no hay nada que uno pueda hacer, ni decir, ni intentar, para cambiar las cosas. Cuando ya hiciste todo lo que podías, y no hay caso.

Abandonar. Decir "basta", y dejar atrás.

Sé que el zen me dice eso hace rato. Sé que es lo más sano. Y creo que por fin debo hacerlo, aunque mi corazón ruegue por lo contrario.

Ese motivo es en sí una razón real y contundente para irme de aquí. No necesito más argumentos.

Se perdió.

Se perdió. Se perdió el silencio mágico, el suave mirar sin palabras. Tus manos aferrando las mías, tus ojos y el halo intenso que envolvía cada momento, pese a la distancia.

Se extinguió. El temblor en tus párpados, mis lágrimas corriendo a raudales, tu burla cariñosa.

Ya sólo veo que no comprendes. Que la soledad me clava y quiero gritarla y escupirla, y crees que sigo jugando. Que la herida está abierta, que mi almíbar se escabulle, y no haces nada por acogerme.

Que mi destino es un tablero incierto del que huyes despavorido.

Que mi ruina te cansa.

Que en mi rumbo ya no se oyen los ecos de tu respirar.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Suspiro de luz.

Deslízate por las yemas de mis dedos y abandona mi guarida. Déjame sentir que la paz del vacío se llena con la sangre de nuevos días.

Qué insistencia en venir a golpear la puerta de mis sueños. Si ya te dejé libre, si eres hora muerta y deseo extinto, qué voces te llaman a mi senda!

Corre a través de mis sentidos; fluye, como el agua en un estanque abandonado. Déjame respirar; que mi aliento sea travieso, que mis ojos sonrían como antaño.

Abandona mis dominios. Quiero ser otra vez el suspiro de luz de una noche adormecida.

Y dónde quedó la emoción?

Ayer me di cuenta que mi vida en estos momentos carece de emoción. Que mi viaje tomó la ruta de una larga carretera lisa y con paisaje de desierto a ambos lados. Que el andar es cómodo, con curvas amplias y sin giros imprevistos. Sin hombres trabajando en el camino.

De esto tomé conciencia anoche, cuando con mi amiga Paz no teníamos nada que contarnos de emocionante. Nada. Y eso que ayer fue un día estupendo.

De partida, despertar de un sueño profundo por un llamado, y raudamente bajar para que te pasen un auto! Con lo que echaba de menos manejar! Me tomé a pecho el préstamo, y le saqué casi el doble de kilometraje al vehículo. El único detalle es que era automático... si hubiera tenido una palanca de cambios para mi mano derecha, y un pedal de embrague para mi pie izquierdo (que se aburrió de no hacer nada) mi felicidad habría sido completa.

Y trabajé... por todos lados, haciendo despliegue de mi sonrisa pep (favorecida por el estupendo trabajo de mi dentista guapo), consiguiendo que me pasen todas las muestras del mundo sin dejar ni un sólo cheque en garantía. Y cumplí con todas mis obligaciones. Y hasta me di el lujo de ir a buscar a la dueña del carro a la puerta de su oficina, ahorrándole una incómoda vuelta a casa rodeada por los aromas del metro de Santiago.

Eso fue todo. Una estupenda jornada. Toda la pega bien hecha (la del día). Llegar a casa cansada pero satisfecha. Y no tener nada de qué reirme para callado.

Se está volviendo ñoña mi vida? Es cierto que de acuerdo a las enseñanzas del Zen iría bien encaminada (disfrutar las cosas simples, hacer que cada acción, por cotidiana que sea, se haga de buen ánimo y darle un toque sagrado a lo más cotidiano), pero me está asustando tanta tranquilidad.

No sería nada si esta pausa fuera un oasis para mi atribulada existencia (y se agradece, después de haberlo pasado malito malito todo el período entre abril y octubre), pero mi turbulencia interior me pide como alimento un poquito de emociones.

Ahora todo me da lo mismo. No quiero salir, no quiero celebrar mi cumple (es decir, sí quiero, obvio, pero no organizaré nada. Me angustia tener que andar persiguiendo a los invitados para que cumplan y aparezcan), no quiero enredarme en pasiones sin sentido. Sólo seré feliz cuando ponga mi firma en un documento que me libere de esta cárcel llamada leasing, reciba mis lucas, me compre la camioneta (ahora quiero una Montana), y agarre mi gato y mis pilchas y me vaya a la punta del cerro.

Hace unos días un ejecutivo de una empresa cliente, que no se caracteriza precisamente por ser el alma de la fiesta, me dijo que me estaba arranando. Casi le solté un garabato (shi, vos q te creís), pero sólo sonreí. Eso me dio susto. Que ese señor me haya encontrado poco entretenida lo considero preocupante.

Bueno, veremos si algo sucede de aquí al otro fin de que me remueva un poco el piso. Sería medio penoso tener que irme a la Berenjena a buscar dioses griegos en la multitud, a ver si se pone interesante la cosa.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Me duele su dolor.

Me siento acongojada. No triste, acongojada. Siempre me ha impactado el dolor y la impotencia de la gente más sencilla, no de los pobres urbanos, si no de la gente de campo. De aquella que no conoce más que sus horizontes hechos del polvo de los caminos y los campos, generalmente ajenos, que trabajan.

Tal vez sea porque reconozco en esa sencilla gente de tierra mi propio origen. Tal vez leo en esos ojos que han visto una y mil veces el mismo amanecer entre los cerros una certeza absoluta, que no somos más que el instante fugaz que nos conecta con otros.

Y es por eso que me duele el dolor de quienes sufren ahora la pérdida de sus pocos enseres. Aquellas gentes que no luchan por un plasma, ni por el auto de último modelo, ni siquiera por un ascenso. El dolor de quienes no ambicionan más que una huerta para cultivar sus alimentos, y una cama que acoja su descanso. El dolor de quienes a nadie molestan, y que en un minuto ven como sus escasos enseres se confunden con escombros.

Esta noche hay quienes duermen con temor, esperando que la tierra nuevamente se sacuda, rogando porque el amanecer les traiga calma y un poco de agua. Mientras, yo me acomodo en mis almohadones y disfruto mirando una película sin verla.

Esas gentes no saben de mi angustia, del tormento que se clava en mis venas cada segundo, luchando por ser libre y marcharme de esta ciudad enloquecedora. Ellos sólo ven su casa en ruinas, y lloran de impotencia.

Soñé

Soñé.

Era tan real! Soñé con tu cuerpo junto al mío, en comunión silenciosa. Yo temblando, tú sonriendo. Qué esperabas en aquella noche inmensa, que me pedías que olvidara la tristeza y te diera otra vez el fulgor de mi piel hecha llama y trueno!

Yo abrazaba la almohada, mirándome en tus ojos que tenían el color que visten cuando amas. Sería capaz de dejar las lágrimas derramadas fuera de mi alma?

Desperté. Me reconocí sola en un cuarto vacío, y quise seguir soñando. Habrían cerrado las heridas, podría perderme en tu abrazo sin pensar en el pasado?

Pero soñé. Sólo soñé.

Y si olvidas?

Y si olvidas esta noche negra, y corres a mis brazos, como si fuera la vez primera?

Si dejas atrás los temores y las trabas, y detienes el temblor, cobijado en mi locura, con mis labios susurrando plegarias en tu frente?

Olvida las ataduras, lanza tu voz al viento. Deja que sean mis manos las que te guíen hasta el amanecer.

Dile adiós a los tormentos. Es mi alma que te llama desde el pozo infinito de verdades y calor eterno.

Y si dejas que el destino escriba su historia, y te abandonas a los designios de tu vientre en llamas?

martes, 13 de noviembre de 2007

No me gustan los hombres que comen mucho.

Soy jodida, lo sé, y también asumo que esa característica se acentúa de una manera alarmante con cada día que pasa.

Lo siento. Si hay algo que me carga son los hombres que comen mucho.

No tengo nada contra una sana y balanceada alimentación, y tampoco pretendo que todo el mundo exhiba un look de tabla como el mío, pero me molesta así como bien adentro esa mala costumbre de comer harto. De ser "bueno pa'l diente". De dejar los platos limpios.

Recuerdo que mi anterior novio (novio de verdad, 7 años, tengo fotos que lo demuestran) era así como medio glotoncito. Se tragaba cuanta mugre le pusieran por delante, bien regado con litros y litros de cerveza, por supuesto. En su casa vivía con su madre (casi una santa) y dos tías solteronas, que claramente se esmeraban en hacerlo comer casi hasta reventar, y gozaban viendo cómo apuraba el tranco a cucharazos y sorbos.

Me revienta esa costumbre. Como si fuera una gracia arrasar con todo lo que hay en la mesa, servilletas incluidas. Y peor, que se sirvan los platos diferenciados, con poquito para la flaca que come poco, y llenito para el guata de sapo que se traga hasta los cubiertos.

No sé si mi hogar será un modelo de virtud, pero nunca se ha servido un plato más grande que otro. Todos por igual. El que quiera comer menos, que lo deje en el plato. El que quiera más, que saque de la olla o se harte con ensaladas. Por eso en mi familia somos todos esbeltos (rayando algunos en la extrema delgadez), pero nadie anda con hambre ni mirando los platos ajenos.

Tuve otro novio (este me duró menos, sólo 1 año y medio. No tuve más paciencia) que le gustaba la buena mesa. Una vez lo llevé a la playa y mi madre se espantó cuando vio que tenía que repetirle el plato, porque quedaba mirando. Bueno, el joven era un poco corpulento, y cuando le di el corte definitivo ya estaba encaminado a una leve obesidad. Incluso una vez nos invitaron a comer a la casa de una amiga, y él métale sirviéndose todo lo que le ofrecían, ignorando mis codazos y mi cara agria de vergüenza...

Me gustan los hombres que saben comer. Que se toman su tiempo, degustan lo que se les sirve y no la dejan a una horas comiendo sola. Que no arrasan con lo que una tenga en el refrigerador (aunque sea una leche y un queso crema). Que comen poco, pero varias veces (tampoco pretendo que anden por la vida muriendo de inanición). Que no se desmayan si no tienen el tonto pedazo de carne en el plato.

Claro que hombres así casi no existen.

Me estaré poniendo demasiado exigente? Puede ser, pero admito desde el fondo de mi corazón que odio la postal de un chanchito sobándose el abdomen y sonriendo con satisfacción por la suculenta comida.

Si sigo a este paso no agarraré ni un resfrío a la pasada... menos mal que adquirí la sana costumbre de primero preguntar y después besuquear. Así la historia no pasa de ser una anécdota, y no un manchón en mi historial.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Y se acerca...

No recuerdo haber estado antes tan poco conmocionada por mi cumpleaños. Lo que generalmente era un mes calculando posibilidades, haciendo recuentos, planificando celebraciones (y sufriendo por anticipado con los posibles ausentes), ahora me tiene en una absoluta indiferencia.

No quiero hacer nada. El año pasado me esmeré organizando un cumpleaños como correspondía, y vino una mínima parte de los invitados. Y de los que llegaron, varios parecían estar mirando el reloj, como calculando el momento preciso para retirarse ni tan temprano que se viera mal, ni tan tarde que los privara de otro encuentro.

Siempre sufro cuando hago una convocatoria. Como que empiezo a deprimirme pensando en que nadie llegará, y al final en vez de pasarlo bien por los que aparecen lo paso mal por los que no vienen.

Todo este psicótico análisis debe tener su raíz en alguna de mis celebraciones infantiles. Recuerdo que a mis cumpleaños siempre llegaban pocas personas (después descubrí que era mi madre la que invitaba con pinzas a la parentela), mientras una semana después, mi prima Andrea repletaba su casa de gente, que la colmaban de regalos (los cuales me refregaba en la cara después. Menos mal que mi prima creció y se transformó en una chica maravillosa. Cuando pequeña era bien insoportable).

Tal vez se deba a que en mi celebración de los 7 años a mi hermano se le ocurrió nacer antes de tiempo, y después de terminar de armar la torta mi madre debió partir raudamente al hospital. No sería nada si no fuera porque el perla decidió tomarse su tiempo, y distinguirnos con su llegada 3 días después. La última mañana mi padre ya no hallaba qué inventarme para quitarme el susto por la larga ausencia materna...

Recuerdo claramente mi cumpleaños número 15. Hice una fiesta de antología. De esas que la gente recuerda por mucho tiempo. Esa vez mi casa se llenó de gente, y hasta hubo un apagón, razón por la cual tuvimos que mantener la noche ardiendo con velas y pilas en la radio. Igual funcionó.

Esa vez me fui a la segura e invité a todos los chicos que me gustaban. Eran 7!!! Entre los del barrio y los del colegio, cómo no iba a aparecer alguno que me entretuviera en aquella ocasión tan importante!

El caso es que la noche fue memorable no sólo porque aparecieron dos de los invitados especiales (el apagón causó estragos en Santiago, y los que venían de otros sectores no pudieron llegar), si no porque el que había sido el amor de mi vida durante 3 años! llegó a la fiesta y no quiso entrar... se quedó afuera... al rato se fue. Nunca entendí si pensaba que poco menos me iba a tirar encima de él (esa maldita costumbre de algunos prospectos de creer que voy a descender de mi Olimpo para conseguir su atención... primero muerta!), o si simplemente era tímido. El caso es que el muchacho se dio una vuelta por la fiesta, y al poco rato se fue.

Pero el que la hizo de oro fue el "chico del barrio". Cuando ya pensaba que no me quedaba otra opción que conformarme con él (en realidad me encantaba, pero su inconstancia me hacía despreciarlo a veces), me di cuenta que todas mis amigas, todas, ya tenían pareja para la noche. Incluyendo a la Westerman, a la que descubrí besándose con "mi" chico del barrio. Resultado final: todas con un peor es nada, menos la cumpleañera, que se llevó al día siguiente una retada descomunal por todas las incidencias de la noche. Más encima...

Mmm... otra noche de esas memorables fue mi cumpleaños nº18. Lo pasamos increíble, fue demasiado entretenido, pero para variar el chico que me interesaba (que era algo así como "mi mejor amigo", qué asco!) no sólo no me pescó, si no que ni siquiera llegó. Y era según él poco menos que mi alma gemela. Nunca lo perdoné, y cuando al lunes siguiente apareció haciéndose el lindo en la Plaza Santa Ana a la salida del colegio apenas si lo saludé. Ni le respondí su abrazo de felicitaciones. Imbécil. Me contó que no había llegado porque armó un grupo de amigos y al final no se consiguieron auto. Me dio lata rebatirle que yo no había invitado a ninguno de sus benditos amigos.

Podría estar horas acordándome de mis cumpleaños. De lo poco felices que han sido muchos. De los tiernos que fueron otros. Pero el caso es que ahora no tengo muchas ilusiones respecto de mis fatídicos 33. Si se puede pedir un deseo lo único que pido para ser inmensamente feliz es que a esa fecha tenga ya solucionado el tema del departamento. Y poder irme tranquilamente a mirar las olas (y los dioses griegos, of course) y decir "cumpleaños feliz, me deseo a mí..."

Digo adiós.

Digo adiós.

A la penumbra que me inquieta, a los silencios de la noche incandescente. Al pasado, que me mira en la distancia. A los ojos que no me ven en la bruma.

Digo adiós.

A los sueños que cobijé en mi alma pagana. A las sonrisas del éxtasis, las frases al oído, al temblor de mis párpados acariciando su mirada.

De pie ante mi ventana me desprendo de toda la soberbia que ensombreció los colores de mis ilusiones.

Ya no soy hija de esta tierra extraña.

Y si el ayer volviera a encender el fuego en mis manos?

Sólo quedan el vacío de una noche sin estrellas y el recuerdo de la angustia carcomiendo mis entrañas.

No hay hoguera que alimente mis cenizas.

Escucharé el rumor de rutas viejas. Ellas me mostrarán mi nueva senda.

Las citas

Son un mal necesario de nuestra era. Un momento angustioso y molesto, pero que hay que pasar con la frente en alto y la mayor dignidad posible. Una cita. Qué cosa más rara!

A mi juicio no hay nada peor que cuando un par de amigos te consiguen un prospecto "interesante" con el cual, aseguran, te vas a llevar súper bien, y te inventan una salida para que el entorno haga lo que el destino y la casualidad no lograron: ponerte frente a un especimen y encandilarse con su onda.

Mal pronóstico. Ingers tuvo una cita de aquellas hace unos días, y me comentó que no estaba ni por si acaso emocionada. Que no tenía ganas de nada. Mejor, le dije, así no tienes expectativas, te relajas y lo pasas bien sin preocuparte de caerle en gracia al muñeco.

Dicho y hecho. Me comentó que bastó echarle una mirada de reojo cuando subió al auto en que la pasaron a buscar para darse cuenta que el joven no tenía un ápice de atractivo para ella. Así que se dio cuenta al poco rato que estaba hablando como loro, ya que no le importaba impresionarlo.

Más encima el niño caía en la categoría de especimen; venía saliendo de una separación, y buscaba a una chica buena que le reordenara la vida, lo que a mi juicio es una patudez. Cómo pretender que aparezca de la nada una mujer seria, regia, honesta y responsable y se haga cargo de su felicidad, la misma que él no fue capaz de lograr?

Ahí es cuando me doy cuenta que el amor y las relaciones de pareja están sobredimensionados. Existe la general idea de que en el mundo existe "alguien" esperando encontrarse con uno (el tradicional mito de la media naranja... por qué se les habrá ocurrido ese fruto tan ácido?) para darle la felicidad. Mentira!!!

Eso es imposible. En esta sociedad en que estamos todos medio enfermos, de melancolía, de estrés, de soledad, lo que menos tenemos es felicidad y bienestar. Cómo podría uno esperar que exista un ser inmaculado, que no esté herido ni dañado por males varios (como desilusiones anteriores, por ejemplo), que le dé luz a la vida y por ende la felicidad?

Qué esperamos, en el fondo, del hecho de estar con una persona? Recibir? Dar? Desbordar? me da la sensación, y lo digo por experiencia, que terminamos haciéndonos cargo del bienestar de otro, asumiendo la responsabilidad de su dicha, muchas veces a costa de nuestra propia realización, obteniendo como paga una dudosa sensación de "ser amado".

Pero como las reflexiones no bastan, seguiremos acudiendo, perfumadas y arregladas, a cuanta cita nos inviten. Por si esta vez sí que sí le damos el palo al gato. Por si, en una de esas, la mala suerte se hace la lesa y nos permite un destello de emoción. Por si los santos nos dieron una mano y nos mandaron (por fin!) a un prospecto de verdad bien aspectado.

viernes, 9 de noviembre de 2007

En un instante...

En un instante me sumergí en la clara devoción de mi alma mirando el vacío. Sin mente murmurando, sólo mi rostro asomándose a la lluvia y el viento, libre de ideas, y de sueños.

En un momento me fundí con la tarde y sus colores vívidos. El aire se impregnó de una esencia misteriosa, y fueron voces de otras eras las que susurraron en mi oído.

Un trueno sonó a la distancia. Y fui feliz dejando correr las gotas por mi cara.

Amanda Cabot.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Qué más puedo perder!

Qué más puedo perder!

Si ya lo di todo. Mi sangre, mis desvelos, los colores de la aurora resbalando sobre su faz dormida...

Si ya perdí en un vacío imaginario mi pudor y mi vergüenza. Si los sueños se quemaron en la hoguera de mi piel herida, y el fantasma de la locura se asomó más de una vez por mi ventana sin cerrar.

Si las horas dibujaron surcos en mi rostro, y dejé olvidados en su refugio el calor de un abrazo y las mentiras eternas que tanto me gusta escuchar.

Qué más podría perder!

Las plegarias a la luz de una vela, mis propios labios recorriendo los pliegues ocultos de su cuello...

Los silencios quietos, los susurros, la bendita sed de su alma devorándome.

Qué más!

Si ya no quedan lágrimas ni santos a quienes rogar por mi suerte. Mi maldita suerte.

martes, 6 de noviembre de 2007

Embalaíta y enrollá

Así me dijeron hoy que era. Que ya me habían sacado la foto completísima.

Y creo que ahí está la raíz de todos mis males, al menos de los actuales. Como suelo embalarme con lo que me entusiasma (puede ser un chico de turno, el tema para una crónica, o el sueño de la casa propia) tiendo a acomodar las cosas a mi soberana voluntad, y claro, en mi mundo paralelo a lo mejor las cosas funcionan así, pero no en el planeta tierra, por lo tanto, costalazo seguro. Y ahí quedo. Lamentándome por mi mala suerte, o metida en un forro que ni un abogado me puede sacar (confío en que Baghavan y San Expedito lo logren...).

Enrollada. Qué cierto es eso! Como en mi mundo paralelo las cosas son diferentes, frente a cada situación comienzo a analizar distintos tipos de parámetros, a ver si con alguno le achunto. Generalmente con ninguno. Así que me dedico a pensar y sufrir por conflictos imaginarios, hasta que algo sucede que me trae a la realidad.

Una vez llamé a un chiquillo que me interesaba, y como en su casa primero me preguntaron quién era y después me dijeron que no estaba, me pasé la película de que el príncipe en cuestión había dejado dicho que si yo lo llamaba me lo negaran. Y me enojé. A tal punto que cuando lo encontré en el msn lo reté, dando por hecho que así había sido.

Recuerdo que cuando era más chica me pasaba todos los rollos con las cosas malas que podían pasar frente a X situación, a fin de que como ya me la había imaginado, no sucedería. El problema comenzó cuando no sólo sí sucedían las cosas malas, si no que a veces hasta pasaban otras más insólitas, que de puro rebuscadas ni yo me las había imaginado. Menos mal que dejé de lado esa práctica insana.

Así que ahora le hago caso a Osho, y vivo cada momento tratando de no tener mente, o en estado de no-mente. Es decir, tomar las cosas como vengan, total, con sufrir por anticipado no voy a mejorar nada.

Y como me dijo mi amigui Paz hoy, para qué quitarte el gusto de una situación que te tiene contenta imaginándote todo lo malo que puede pasar. Total, nadie te asegura que pase.

Claro que no es fácil, sobre todo cuando te han pasado las cosas más extrañas y estúpidas que uno se pueda imaginar...

Creo que será mejor asumir que soy así, embalada y enrollada, y nada, vivir con eso. Si alguien lo aguanta, y es capaz de ponerme los pies en la tierra de vez en cuando, bienvenido sea. Si no, obligada a ponerme bien india y ante todo decir "no entiendo", a fin de que me expliquen con peras, manzanas y toda la fruta necesaria antes de firmar cualquier papel, aunque sea un autógrafo.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Aterrizando

Me parece escuchar la dulce y aguda voz de mi madre diciéndome: "Lily, pon los pies en la tierra!". Qué le vamos a hacer, si mi espíritu nació para volar... lo malo es que continuamente me pierdo en alturas desconocidas, o con más frecuencia, me pego costalazos en algún roquerío salido de la nada...

Quería comprarme un jeep (cuando se solucione toda esta teleserie leasing v/s lily), pero entre vuelta y vuelta asumí que me puedo ver igual de taquillera en una camioneta. Total, la estampa y el garbo me acompañan hasta en las situaciones más ridículas.

Pero claro, la princesa quería una camioneta pirula, así que me puse a mirar en la calle y llegué a la determinación que la Chevrolet S10 Apache era la solución perfecta! Grandota, bonita, robusta... ya me veía surcando los cerros y atravesando bosques en una máquina como esa.

Hasta que escuché en mi cabeza las sabias palabras de mi madre. Es verdad. No sé cómo saldré financieramente parada de mi aventura legal (ojalá que el abogado que me recomendaron se apiade y cambie servicios por sonrisas y pocas lucas), y hasta es posible que después de pagar deudas y demases quede con una mano por delante y otra por detrás. En realidad espero que no, no puede ser tan injusta la vida (mal que mal me he descuerado trabajando hartos años), pero obligada a poner el freno de mano, y aferrarme a la opción que me da la vida: la siempre fiel Chevrolet Luv.

No me gustaba, porque le encuentro mucho aire de maestro contratista, pero obligada a verle el lado amable. Mal que mal, no me puedo dar el lujo de andar en 1 sola cabina. Tengo un gato, dos padres y una perrita que acarrear, así que doble cabina se ha dicho no más (adiós Montana, eres bella, pero no has sido hecha para mí). Por valores creo que alcanzo el rango, más menos año 2000. Y por último, me aguantarán completar el valor con un par de cheques locos, o no faltará el pariente amable que me haga un módico préstamo... aunque no quiero más deudas, por favor!

Lo que más anhelo es poder cerrar este circuito de manera digna, que nunca más me llame una ejecutiva de cobranza al celular que le pasé a mi madre (la gente de Jumbo Más aún no logra entender que ese fono ya no está en mi poder, y encontraron que la mejor manera de torturarme es mandarme recados con mis progenitores), que pueda recoger mis pilchas y virarme con la conciencia tranquila de que no le debo un peso a nadie, y dedicarme a pasar las tardes relajándome y mirando menores de edad sobre las olas.

Eso sí que es descanso! Y creo que me lo merezco. Este año ha sido harto macabro, y de hecho ya se está candidateando como el peor de la historia. Sacando de la ecuación todo lo que he comprendido de mi misma, la humanidad, la vida y la trascendencia, ha sido bien como el forro este período. Quienes me conocen saben que lo he pasado malito (salvo un par de honrosas excepciones de verano), y humildemente creo que el destino me debe una revancha. Veremos si en mi tierra pseudo natal me la gano, atravesando cerros y caminos de tierra a bordo de una increíble y bella Chevrolet Luv Luv Luv.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Ahora que la escena ha muerto

Ahora que la escena ha muerto, que mis manos sólo reflejan el candil cerrado de una ilusión que desaparece, quisiera desvanecerme y flotar en la ventisca.

Esta tragedia comienza su fin. Ya no hay misterios enterrados en vasijas milenarias, ni ecos de lágrimas y suspiros. Ya todo acabó, y no hay aplausos que enmarquen este momento triste y agónico.

Y mis pasos se irán por la colina, y ya no sabré cuál es su rumbo. No me atreveré a levantar la mirada, por si encuentro otros ojos, profundos como aguas sin años, o transparentes como los de un hombre alado.

Ya no podré creer en la voz de los mortales. Todo canto me sonará a mentira y frases de olvido. A qué venir y encender pasiones, si el cristal se romperá y de mis venas brotará fuego y tormento?

Dirás alguna vez mi nombre?

Será mi imagen amiga y presencia en tus noches desveladas?

Por qué sigo haciendo preguntas sin sentido?

Sólo debo marchar, y dejar que el telón caiga a espaldas de mi absurda y melancólica obra.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Rayenmawida

Estoy totalmente engrupida con eso de la ascendencia mapuche. Feliz. Y me pongo nerviosa de pensar que quizás rastree a mis antepasados y no encuentre la fuente de sangre pura hasta muchas generaciones atrás.

Así que estuve investigando, y decidí que mi nombre en mapudungun es Rayenmawida, que significa "flor del cerro". Ya que me iré a vivir dentro de poco a la punta de un elevado promontorio boscoso, creo que el nombre es bien acertado.

Estoy puro inventando. Capaz que la traducción esté mal hecha, pero no importa, yo estoy feliz de que además de mi vida anterior en la ciudad luz, cuento con mis ancestros originarios, que corrían por los bosques (me imagino haciendo qué) y se asentaron en el secano costero.

Tremenda mezcla! Que los alemanes, que los italianos, que los mapuches... ya no sé ni quién soy. Bueno, eso sí lo sé, pero de repente como que se me olvida, y empiezo a hacer tonteras de nuevo.

A ver si con el paso de los días voy encontrando más pistas. Alguien sabe cómo se diría "Piedras de río" en mapudungun?

Amanece.

Esta noche el mundo está de fiesta, y yo miro por la ventana, como una sombra sigilosa, como un espíritu en penumbras.

De mis manos caen esferas. No tienen color, son restos de naufragios lejanos, de aquellos que en sus horas extintas me hicieron temblar de placeres indefinibles, de miradas ausentes, del murmullo cruel de tierras abandonadas.

Esta noche el mundo enloquece, y me tapo los oídos, sospechando que algo se acerca, unos pasos, unas palabras.

Pero el ritmo de tambores a la distancia enmudece. Mi piel deja de sufrir, y mis labios vuelven a ser rosados.

Amanece. Y yo sigo viva.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Telarañas, sueño con telarañas...

Pensé que esta mañana no podría moverme. Que mis pies no responderían, y que mi cabeza estaría llena de ruido y confusiones.

Pero aquí estoy, impecable, lista para rememorar una de las noches más entretenidas que recuerde del último tiempo.

Ayer fui a Soda!!! Y por lo que veo, el show en el que estuve fue mejor que el primero, al que asistieron los más fanáticos (y más pegaditos al clan de los ochenta... yo soy noventera, je).

A diferencia de la mayoría de la gente que conozco e iba, yo estaba total y absolutamente relajada con el tema. Me sabía todas las canciones (tuve todos los discos en mi casa, aunque cuando mi hermano se casó perdí), y no quise escuchar ni una sola antes. Quería vivir la experiencia del retorno en su totalidad en el concierto mismo.

Mi cuñada me sorprendió días antes con su tremenda capacidad logística para organizar gente y movimientos. Al final me pasó su auto, y anduve de chofera, pero feliz por manejar de nuevo.

Tras llevar a la Vale a la casa de sus abuelos (todo fuera por la tranquilidad de mi amiga Paz), nos fuimos a estacionar al depto. de la chica, la mejor amigui de mi cuñadita. Y ya que nos atrasamos y ella se había ido con su hermano, dejándonos debidamente recomendadas al conserje, no hayamos nada mejor que pasar a tomar oncecita a una esso market. Qué rico estaba ese barros jarpa!

Al final mi cuñada llegó antes que nosotras al estadio, con su gorrito de souvenir incluido, y ahí nos reunimos con ellos y algunos amigos de Paz, entre ellos la Negra Laura, que tuvo a media galería con ataque de risa antes y durante el concierto.

Qué bueno estuvo! Sonó impecable, y me lo bailé todo! Tuve un show personal, y me dediqué a fustigar a todos los viejos que a mitad de concierto ya estaban sentados. Todos mulas! Hasta a la Loly y a Andrea les tocó parte de mis reclamos (en realidad parece que ando un poco gruñona. Será una consecuencia del celibato?).

Me di el gusto de redescubrir sus canciones. Como todas las conocí en mi juventud primera me las sabía al revés y al derecho y las cantaba sin asumir bien qué diablos estaba diciendo. Pero ahora las fui sintiendo, y percibiendo lo que realmente habían querido decir los muchachos. Eso fue un detalle que me dejó un gustito más que agradable.

Paz se reía de mí mientras cantábamos Imágenes Retro. Nunca pensé que me iba a llegar tan a fondo la expresión "telarañas...".

Ah! y la Loly se dio el gusto de reirse de mí en "Trátame Suavemente", dedicándome su canto en la parte que dice "te comportas de acuerdo con lo que te dicta cada momento". Qué me habrá querido decir?

Después no me dio el cuero para ir al carrete de mi amiga Paz. La fui a dejar y me fui para la casa con mi cuñada. Pero feliz. Hacía rato que no lo pasaba tan bien, me olvidaba de todo y me dedicaba a cantar y bailar!

Yo había visto dos veces antes a Soda. La primera fue al salir de 4to medio, en el verano de 1993, que con la Ale Sandoval nos fuimos a Talcahuano a verlos, en una jornada memorable en que pagamos galería y terminamos instaladas en la cancha, a 4 metros de Cerati.

La otra vez fue el 95 (creo), en que a la salida me encontré con mi hermano, que fue a buscar a su entonces polola Ximena. Recuerdo que en esa oportunidad el hijo de Cerati era un bebé, y se subió al escenario a saludar a su papá. Cuando toda la gente reaccionó, el pequeño se asustó y corrió a los brazos de su mamá.

Ahora ya me quedo con un arsenal de buenos recuerdos, a ver si en 10 años más se les ocurre volver a darse una vueltecita por estos lados.


El guapo de la jornada. De los tres, diría que es el mejor conservado. Se nota que ha hecho buen trabajo de pesas. Así da gusto que se mantenga un hombre. Grande Zeta!

martes, 30 de octubre de 2007

La hija cacho.

Siempre he pensado que los hijos son cachos de por vida. Que no existe eso de que el retoño crece, madura y se independiza. Mentira. Lo más probable es que recurra a sus padres cada vez que necesite niñera para una salida furtiva, sin contar las innumerables oportunidades en que uno se aprovecha de su buena voluntad para trámites varios.

Pero ahora me di cuenta que soy un cacho tremendo. Que por dármelas de independiente me he mandado más de un pastelazo, con insospechadas consecuencias, y que a las finales siempre termino recurriendo a mis progenitores por último para el apoyo moral necesario para salirme del lío.

Punto a favor es que no salí con el famoso domingo siete antes de tiempo (ni después tampoco), que siempre fui una estudiante sobresaliente, y que me destacaba en casi cualquier actividad que emprendía.

Más nada es suficiente... el domingo hablábamos con mis padres sobre mi particular situación del momento (que me tiene complementando mis tratamientos con reiki y flores de bach, todo sea por mi salud física y mental), y de pronto en tono de broma les dije:

"No, si la solución es que me encuentre a un marido solvente, un profesional bien establecido, que se preocupe de los gastos y así me dedico a escribir con toda tranquilidad".

Fue una chanza, una talla del momento. Pero mi padre me miró con una expresión casi de felicidad, y me recomendó que cuando me haya instalado en mi nueva casa (si todo sale bien, of course) me busque un huaso con plata y asegure mi futuro y el de mi descendencia.

No supe si reirme o ponerme seria. Por lo visto todos mis votos de independencia y autonomía no han servido de mucho. Tal parece que mi mundo paralelo es DEMASIADO alternativo, y no sirvo para vivir en el mundo real si no es protegida por un macho proveedor. Será así de terrible? Me niego a asumirlo. Sólo que deberé tener presente que soy una hija cacho de categoría especial, y que mejor recurro a los sabios consejos de mis padres antes de dejarme llevar por mis múltiples impulsos y me mande otra embarradita.

lunes, 29 de octubre de 2007

Amanda Cabot sale al mundo...

Qué chistoso. Tengo una hermosa noticia para contar y no hay nadie disponible para escucharla. En fin. El caso es que he dado el primer paso en mi consolidación como escritora de renombre mundial. Me acaban de avisar que estoy preseleccionada para la publicación de un libro compilatorio de poesía en Argentina.

Claro que como nada es perfecto, si quiero seguir en carrera debo dar un aporte módico para que mis hermosos versos salgan publicados (igual no es mucha plata), y eso me da derecho a salir y recibir algunas copias del libro. De ahí sigo en la pelea.

En realidad yo sé que nada en esta vida es gratuito, y no encuentro que sea mala inversión para mi curriculum. Además la premiación y lanzamiento del compilado es a fines de marzo del otro año, fecha en la que justo pretendo visitar la hermana república de la Argentina para ir a cotizar y finiquitar en terreno la publicación de mi libro "Piedras de Río", que pretendo pagar con la devolución de impuestos. Así que no estaría malo.

Creo que haré unas averiguaciones respecto de la seriedad de la Editorial Nuevo Ser (la del concurso) y si es así, y me confirman, le daré el visto bueno e invertiré en mi carrera literaria. Total, viviendo en Pichilemu, si no me convierto en escritora de verdad es porque no tengo talento.

sábado, 27 de octubre de 2007

Vamos Chile, que se puede!!!

Me bajó la nostalgia. Estaba degustando un rico té hace pocos minutos, y de pronto se me vino a la memoria una conversación veraniega con Pete, el dios griego inglés. A él le gustaba mucho el té, y yo pensé que mi humilde Club Ceylán le iba a parecer un desastre comparado con la variedad a la que debía estar acostumbrado, pero no, estaba feliz.

Eso me llevó a rememorar una mañana de domingo, en que ya hartos de tanto carrete y juerga (me tomé en serio eso de mostrarle Santiago) nos dedicamos a flojear. Chile jugaba la Copa Davis contra no sé qué país (nunca sé contra quienes jugamos, y si estamos en el grupo mundial o aspirando a), y como él dormía hacía barra con lenguaje de signos y exclamaciones ahogadas.

Finalmente el joven no estaba dormido, si no que se moría de la risa al ver mis esfuerzos por contener la pasión deportiva, así que se dedicó a ver el partido conmigo. Relataba Solabarrieta, y fueron tantas las veces que dijo "Vamos Chile que se puede", que Pete terminó aprendiéndose la frasecita y alentando al equipo en mi nombre, pese a que le costaba un mundo entender el español de los chilenos (hablamos muy rápido y nos comemos muchas letras).

A eso de las 5 de la tarde terminó el partido, Chile perdió, y nos fuimos al Cajón del Maipo a consolar por la derrota.


Con este modelito me paseé por Santiago en febrero. Esta foto se la saqué en la Piojera, antes de tomarnos unos terremotos. Nunca antes me había parecido tan interesante mi ciudad como hasta ese momento. Vamos Chile, que se puede!

Una cita... qué cosa más rara!!!

Hacía demasiado tiempo que no me encontraba en esta situación. Tanto, que no recuerdo cuándo fue la última vez.

Esta noche tengo una cita, y con un chico al que apenas recuerdo. Tuve que recurrir a mi amigui Paz para que me confirmara que el joven en cuestión era el mismo que se aparecía en mi retina.

Qué chistosa es la vida! Ahora que no me interesa mucho andar saliendo y andando sonriente por la vida me llueven los convites! Anoche me remorí de la risa en una obra de teatro muy freak. Fue como una especie de risaterapia. Incluso por un momento sentí que se me olvidaba la realidad, las angustias, las carreras y los portazos del metro. Sólo reí, y cuando más ganas tenía de seguir, la obra se acabó. Bu! Más encima me vinieron a dejar a la casa... qué más Lady!

Así que mi humanidad esta noche será una pirinola (supongo). Mi amigui también tiene una cita, así que trataremos de coordinarnos para encontrarnos en el mismo lugar y prestarnos ayuda en caso necesario (aunque ella me aclaró que no sería mi chaperona).

Así sea! Quizás mañana tenga otra historia absurda para reirme un poco.

jueves, 25 de octubre de 2007

Por qué existen los jueves?

No me gustan los jueves. Siempre, desde que tengo memoria, ha sido el peor día de la semana. Cualquier cosa negativa, problema, contrariedad, disgusto, que una tuviera que pasar, sucedía un jueves.

Esta mañana Gatoku tuvo deseos de jugar a eso de las 5 am, y por ende, no encontró nada más gracioso que despertarme con sus maullidos para hacérmelo saber. Entre vuelta y vuelta, cerrando la puerta, escuchando el matutino movimiento del vecindario, me dieron las 6.45. Bastó que pensara en levantarme y poner fin a ese matinal tormento, para quedarme dormida y pasar de largo hasta las 9.20. El único problema es que a las 11.00 debía estar en Las Condes para una reunión. Y yo mareada, sin poder moverme!

Cuando finalmente me metí a la ducha, hice mis deberes y logré salir de la casa, iba con 15 minutos de retraso, situación de por si estresante cuando te ha costado un mundo encontrar al ejecutivo y fijar la entrevista.

Metro de Santiago. Lo que antes era una maravilla, ahora se ha vuelto una incomodidad. Son tan escasos los asientos que encontrar uno amerita una lucha sin tregua para apoderarse de él. Como hoy es jueves no encontré ninguno, así que asumí que aún soy joven y me aferré a un pasamanos. Estaba en eso cuando el ejecutivo en cuestión me llama, pidiéndome que posterguemos la reunión para el lunes, ya que esta mañana lo habían comprometido en unas gestiones y no podría atenderme como merezco. Tomé aire, sonreí con la mejor de mis intenciones, y me dispuse con calma a enterar los trámites bancarios que haría después de la reunión.

Nuevamente suena el teléfono, y esta vez era la respuesta a mi gran interrogante de los últimos días. Negativo. Mis mejores deseos, que tengas suerte. Inmediatamente llamé a mi amiga de El Mercurio para que confirmara el aviso en los clasificados (el mismo que debió salir hace dos semanas y por esos misterios de la vida siempre hay una excusa para no publicarlo).

Tomé aire, pensé que todo pasa por algo, y me dispuse a bajar del metro en Tobalaba, Estación Terminal, donde todos los pasajeros deben descender. Insospechadamente la puerta se cerró mientras desalojábamos, golpeándome con dureza en el brazo izquierdo (tengo ahora hinchado y con hematomas) y dejándome atrapada en el carro por unos instantes. Ya a estas alturas me parecía insólito que mi día jueves fuera tan cargado a la negatividad, y no quise perder tiempo convirtiéndome en una más de los querellantes contra el Transantiago.

Menos mal que en el banco me fue bien! Hice todas las gestiones, estuve mucho tiempo, lo que me retrasó para mi siguiente reunión, en la Clínica Alemana. Nuevo llamado, avisando que compromisos posteriores dejarían mi cita para otra oportunidad.

Aproveché de pasar al Hotel Radisson a saludar a unos ejecutivos argentinos que se encontraban en un evento, pero la hora de finalización no llegaba nunca, y me aburrí de esperar. Me fui a mi otro banco a solucionar un inconveniente con mi Redbanc, lo cual no pude hacer porque mi ejecutiva estaba ocupada con uno de esos clientes eternos que no la sueltan nunca. Decidí irme, y mascullando mi rabia por el día tan poco productivo, me dirigí a la penúltima reunión del día, decidida a volver a mi casa lo más rápido posible y meterme a la cama, a fin de que esta jornada infernal terminara pronto.

Siempre han sido malos los jueves, pero esta vez fue demasiado. Si hasta morada y adolorida estoy! Necesito con suma urgencia que mis gestiones lleguen a feliz término, para poner fin a mi vida de peatona y volver a surcar las calles manejando mi autoku.

Espero que esta noche Gatoku se porte como un animal decente y me deje dormir, si no, terminaré arrojándolo por el balcón.

miércoles, 24 de octubre de 2007

El mejor de todos!!!

A mi juicio es el hombre más guapo del mundo. Lo veo en una película, y no importa que sea villano, idiota, profundo, sádico... me quedo embobada mirándolo, y me importa un carajo lo que diga, siempre y cuando salga de su boca.

Sean Bean es inglés (factor ya de por sí sensible para mí), y es guapo hasta que me da dolor de muelas. Me fijé por vez primera en él cuando llenó la pantalla del cine en su rol de Boromir, en el Señor de los Anillos. Poco me importó que tratara de quitarle el anillo a Frodo (yo le habría dado mi joyero completo), sólo me derretí mirándolo, y consideré una injusticia que lo mataran al final. Por qué no mejor se murió Aragorn, y él siguió comandando el grupo, hasta llegar a su natal Gondor?

Desde entonces he estado siempre atenta a sus películas. Amiga Paz, te adoro más que nunca, sobre todo por darte la lata de llamarme casi a la medianoche para avisarme que estaba en el cable...

Y tengo en video una peli como del 98, en que interpreta al amante de Ana Karenina. Cualquiera le pone el gorro al marido con ese especimen!

Paso el aviso, por si alguien quiere ser amable y regalarme algo en mi cumpleaños (que se acerca como una nube de tormenta), feliz de recibir una o varias pelis pirateadas con mi ídolo. Será más fácil de llevar mi celibato imaginándome que un día llegará de incógnito a surfear a Pichilemu, y podré practicar mi speaking in english metiéndole conversa en mi bar de siempre. Dios salve a la Reina, y a todos sus súbditos!




Con este bomboncito me caso, tengo una tropa de hijos y lo sigo por el mundo. Qué trabajo ni que nada! De amor viviría! Si alguien lo ve por ahí, avíseme. Soy un espíritu libre, pero encantada me ataría con cadenas a este modelito. Ay!

En esta hora incierta...

En esta hora incierta, cuando las luces me abandonan y la lúcida y tranquila paz se esfuma de mi alma, quisiera que una palabra tuya me trajera de regreso.

Esperé tanto para oir, para descubrir el roce delicado de tus párpados recorriendo mi rostro. Esperé tanto para inventar historias nuevas, para dejar florecer mi ventana y sonreir con descaro ante los altares.
Esperé tanto para hacer brillar mi piel al sol de media tarde, para murmurar el sonido inconfundible de mis sentimientos más profundos.

Y sólo encontré un vacío, una carcajada del destino, una voltereta y una mano extendida diciéndome adiós.

Es en esta hora, cuando los minutos se vuelven eras, cuando los ruidos nocturnos pueblan mi entorno y me empujan a un camino delirante, que soy débil y me desdigo. Ven, borra de mi memoria tu cruel verdad y hazme creer que sueñas conmigo!

El arroyo y sus piedras ocultas.

Ni mi pasado, ni las ruinas, ni el ronco brotar de mis entrañas tendrá importancia cuando me vaya. Seré libre, con alas destellantes; libre, como una hoja que se mece en la brisa matutina.

Y cabalgaré más allá de mis sueños, guiada por los astros, escoltada por la noche. Mi voz será un canto que deleite los corazones.

Y mis manos ya no tendrán frío, ni mis labios sentirán la sed oscura del calor hecho ceniza.

El arroyo y sus piedras ocultas susurrarán mi nombre en la distancia.

Amanda Cabot.