domingo, 30 de marzo de 2008

Me siento confundida, y sin embargo, mi camino se vislumbra claro y paciente. A qué temo, si no hay dudas de hacia dónde me dirijo?

Tal vez mi propia insanía me acecha.

No quiero salir corriendo como una loca, gritando por la calle y resgándome la ropa. Pero a veces temo sorprenderme a mí misma...

Sólo me queda rogar por la paz de mi espíritu, y que la lucidez que aún me queda no me abandone.

domingo, 16 de marzo de 2008

Cierro los ojos!

Cierro los ojos!

Nebulosas se tejen junto al calor intenso de mi almohada. El cielo se abre. Me baña con la luz mortecina de la tarde.

Sólo respiro!

El aire incorruptible, mi aroma soñado. Déjame vagar sin memoria, sólo como un aura gris carente de significado.

Déjame salir de la cuenca misteriosa de mis días pasados, del anclaje milenario a temores y desdichas sin freno.

Cierro los ojos!

La noche me acosa, enciende mi sangre y me desvela. Son tan lejanas las horas en que sembré sonrisas y vientos!

Sólo respiro.

Y caeré desde montañas indomables; caeré, como las hojas mecidas por la furia de la ventisca. Caeré, y seré auténtica y libre, con los dedos temblorosos y los párpados rebosantes de dicha.

Cierro los ojos!

Dijeron que estaba muerta...

Mentira! esa loca que a veces trata de gobernarme intentó, por un momento, ponerme fuera de órbita.

No se puede vivir sin un poco de melancolía en el alma.

He aquí que vuelvo, gloriosa y más llorona que nunca, a gritarle al mundo que sigo viva, que los intentos desesperados para mandarme a territorios desconocidos no dieron resultado, y que no fluyen sino a través de mis labios las palabras enternecedoras que dan vida a mi mundo perverso, mutilado y turbulento.

Resucito. Como el ave fénix. Sonriente, pese a las espinas.

No fueron tres días, pero igual se sintieron.

Amanda Cabot