domingo, 5 de octubre de 2008

Lily from Chili

He aquí que me encuentro en el patio de la casa donde vivo, escuchando a mis espaldas el eterno rumor del mar y sus olas incansables, y aprovechándome de la beatitud de mis vecinos, quienes no le han puesto clave al wifi, pese a que me ven casi a diario instalada a pocos metros de su morada.

Y después de tanta vuelta y anuncio, que me voy a Pichilemu, que me quedo en Santiago, que me voy de nuevo, finalmente agarré un par de bolsos y me vine, pero a California! Un ligero desvío en la ruta...

Como la vida se trata no se imaginar aventuras, si no de vivirlas, decidí no hacerme ninguna expectativa sobre lo que sería mi vida en este lugar, y simplemente dediqué mis últimas horas en chilito a sufrir por lo que supuse sería un azaroso paso por Inmigración, convenciendo a los oficiales que en realidad era una turista más, que no tenía intenciones de quedarme acá por secula seculorum...

Una hermosa tormenta eléctrica despidió mis pasos en Santiago, y muerta de susto por el trance aduanero me monté en el avión, vestida con mis ropas más amables (hasta me preocupé de usar una polera blanca, a fin de crear un aura positiva en torno a mi persona), mis dos bolsos y mi inseparable notebook, y partimos miércale!!!

Cero drama en la frontera. Llegué como a las 5 am a Miami, y después del trámite me encontré buscando dónde diablos estarían los oficiales mala onda que me investigarían hasta el desayuno en el estómago. Nada de eso. Toda la gente muy amable, hasta el extremo que me encontré en la salida del aeropuerto de San Francisco aún pensando si era posible tanta maravilla.

Un par de minutos, y mi novio californiano ya estaba en el acceso ayudándome con los bolsos. Qué alegría volver a verlo, después de más de un mes de mails y llamados! Supe por fin que todo era cierto, que ya estaba en gringolandia, y más encima con permiso por 6 meses!!! Jeje...

Desde ese momento hasta ahora todo ha sido rápido, un poco confuso al principio, pero ya más encarrilado. Finalmente mi llegada a Fort Bragg, en el condado de Mendocino, ha estado plagada de buena onda, conociendo a los amigos de Ted, un nuevo trabajo onda pituto para ganarme el sustento diario, y hasta un acuerdo con una tienda de regalos muy top para vender mis creaciones!!! Así que heme aquí embalada tejiendo, trabajando unas 6 horas al día para tener mis lucas, amononando la casa (que es una maravilla, con pequeñas lauchitas incluidas), y acostumbrándome a esto de vivir en otra cultura.

Así que ahora parece chiste cada vez que conozco gente nueva (a cada rato, a decir verdad), decir la frase típica "I'm Lily from Chili", que la gente encuentra nada más graciosa, y hablar de lo lindo que es este lugar, de lo amable que han sido todos (pura y santa verdad), y que me encuentro trabajando en mi libro. Esto último es absolutamente cierto, y ya decidí que menos pajeo mental y más acción. Simplemente voy a agarrar lo mejor de lo mejor de lo escrito hasta antes de venirme, hacer las correspondientes traducciones (ya hice la prueba con uno nuevo y saqué aplausos, así que me creo toda una bilingüe), y pasearme por el condado buscando una editorial que le tenga fe a mi talento y me convierta en millonaria. O bueno, al menos que me dé la posibilidad de un contrato. Acá todo es posible.

Y de la crisis? La verdad es que como vivo en un pueblo, es decir, a 15 min del pueblo, en pleno campo/playa, sin teléfono ni TV, ni la siento. Se sabe, se escucha en la radio, se comenta en las reuniones con amigos, pero la vida sigue tal cual como hasta ahora, o bien, yo la percibo así.

Y de las elecciones? Tema obligado. Hasta el momento no he conocido a nadie que vote por McCain, casi todos son fans de Obama, pero al parecer cualquiera de las dos son buenas opciones. Veremos qué pasa el 4 de noviembre, cuando este gigantesco país elija a su nuevo presidente, y de pasadita, decida el destino económico de casi toda América Latina.