
No hay mucho que decir, más que este triunfo es ultra merecido. Pocas veces he visto más fuerza, más garra, más poder para levantarse por sobre las adversidades, enfriar la mente y sacar adelante un triunfo.
Qué ejemplo.
Mis chicos bellos, aporreados, lesionados, lastimados en el orgullo deportivo y también en el corazón, igual se pusieron de pie, demostraron que nadie les regaló nada, que querían ser campeones, y que tenían argumentos de sobra para conseguirlo.
Hans, te pasaste. Un bellísimo gol, qué vuelo, qué salto. Eso sí que es un buen gesto técnico.
Y nada más puedo decir por ahora. Salvo que este domingo se tiñó de un hermoso color rojo, que no importa que sea de oro, plata o bronce, la medalla que recibirán es sólo un metal de recuerdo para la descendencia, porque el verdadero triunfo está en el espíritu, en esa capacidad de ponerse de pie, y porque estuvieron hasta el último día del mundial luchando y poniendo el nombre de nuestro país en alto.
Por ustedes, por sus familias, por todo un pueblo que siempre confía en ustedes. Viva Chile!
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