
Acá tenía, no sé, 4 años? Para variar seguro andaba loqueando y mi hermano, que siempre se ha esmerado en cuidarme (hasta ahora) me tiene sujeta. Este es mi Pichilemu querido, la playa Infiernillo, a una cuadra y media de mi casa. Nos acompaña mi primo Eduardo.
Cómo se ha ido escribiendo el destino, siempre ligada a ese paradisíaco trozo de tierra, bañado por un mar turbulento y bello!
No puedo explicar la sensación que me produce estar allá. Respirar su aire, emocionarme y reir viendo a las gaviotas peleándose por un resto de cuchuflí (son muy cochinas ellas). Correr sobre los roqueríos, poniendo a prueba mi equilibrio y agilidad. Contar ovejas en la espuma, y cantar sin temor a ser escuchada y enjuiciada.
Allá nada importa. Ni los amores desahuciados, ni la eterna búsqueda de una posición. Sólo camino, miro el horizonte y me conecto con mi yo más profundo.
Allá sé que encuentro paz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario