sábado, 27 de octubre de 2007

Vamos Chile, que se puede!!!

Me bajó la nostalgia. Estaba degustando un rico té hace pocos minutos, y de pronto se me vino a la memoria una conversación veraniega con Pete, el dios griego inglés. A él le gustaba mucho el té, y yo pensé que mi humilde Club Ceylán le iba a parecer un desastre comparado con la variedad a la que debía estar acostumbrado, pero no, estaba feliz.

Eso me llevó a rememorar una mañana de domingo, en que ya hartos de tanto carrete y juerga (me tomé en serio eso de mostrarle Santiago) nos dedicamos a flojear. Chile jugaba la Copa Davis contra no sé qué país (nunca sé contra quienes jugamos, y si estamos en el grupo mundial o aspirando a), y como él dormía hacía barra con lenguaje de signos y exclamaciones ahogadas.

Finalmente el joven no estaba dormido, si no que se moría de la risa al ver mis esfuerzos por contener la pasión deportiva, así que se dedicó a ver el partido conmigo. Relataba Solabarrieta, y fueron tantas las veces que dijo "Vamos Chile que se puede", que Pete terminó aprendiéndose la frasecita y alentando al equipo en mi nombre, pese a que le costaba un mundo entender el español de los chilenos (hablamos muy rápido y nos comemos muchas letras).

A eso de las 5 de la tarde terminó el partido, Chile perdió, y nos fuimos al Cajón del Maipo a consolar por la derrota.


Con este modelito me paseé por Santiago en febrero. Esta foto se la saqué en la Piojera, antes de tomarnos unos terremotos. Nunca antes me había parecido tan interesante mi ciudad como hasta ese momento. Vamos Chile, que se puede!

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