
Te vas y me dejas una flor en la ventana. Fuiste casi todo lo que soñé: trajiste sus pasos a mi casa, vestiste de colores mis espacios, te llevaste con tus aguas los temores y las dudas, y más aún, le diste motivos de nuevas alegrías a quienes amo.
Sólo puedo darte las gracias, y esperar tranquila que la huella que en mí dejas no se desvanezca con el tiempo.
Septiembre... qué sorpresas me traerás?
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