
Cómo temblabas al despertar esta mañana! Cómo se incrustaban en tu memoria las visiones de muerte, tristeza y soledad que dominaron tu sueño profundo!
Cómo hubieras querido aferrarte a un abrazo, recuperar el aliento, escuchar una voz tranquilizadora que te dijera "pequeña, no te angusties, fue sólo una pesadilla".
Cómo te quedaste, malherida, vacilante, sin fuerzas para ponerte de pie y caminar en un nuevo día. Cómo te perdiste una tarde gloriosa, llamada a ser momento de un nuevo triunfo y sonrisas complacidas.
Cómo anhelaste recibir un mensaje, una palabra de calma, y estuviste horas derrumbada, mirando una pantalla que nada te entregaba salvo exigencias y denuncias.
Cómo te sentiste sola, olvidada y relegada al más oscuro de los rincones de tu propia alma. Cómo se desmoronaba tu fortaleza, y mirabas sin pausa el techo y su araña muerta.
Cómo lamentabas el silencio, y sin embargo, evitabas hablar con personas y sombras.
Cómo quisiste llorar, y ninguna lágrima cayó en tu almohada.
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