
Me declaro enloquecida por su cristalino mirar, por sus silencios inquietos, por la sangre que derrama al soñar.
Me declaro enardecida y lujuriosa de las lágrimas que brotan de sus labios. Candentes, vibrantes, me atraen como un señuelo y sellan mis profecías con un compás de espera.
Me declaro indefensa ante el ataque de su vuelo. Por su risa contagiosa, que de tanto desearla me envuelve en la bruma y me enseña a conocer el sol del alto cielo.
Me declaro víctima de su encanto sereno, de su voz enronquecida por el humo y los recuerdos. De la noche que me regala, y del día que amanece en su retina.
Me declaro rehén de sus manos quietas, prisionera de sus caricias extintas. Ato mi collar a su madriguera, apago la luz y me duermo en su abrazo lejano.
Me declaro perdida, indefensa, por la distancia que me carcome, y clavo puñales, brillantes como joyas, en los páramos secretos de mi soledad develada.
Me declaro culpable y sentenciada a su destierro; prohibida, enmudecida, por los siglos de mis anhelos, y por el agua que no saciará mi sed y mi locura.
Amanda Cabot.
Agosto 23 de 2007.-
Enloquecida, absorta y sumisa, como un manantial oculto, que espera en silencio la llegada del caminante y sus pies cansados.
2 comentarios:
Amiga...sigues escribiendo con tanta alma como cuando éramos compañeras en el colegio...impresionas y sorprendes, de verdad...te juro que me daré más tiempo para leerte y coementarte más escritos, porque me encantó el del baile Cuando y tu revolución!...já, já...
Cynthia
Señora Cynthia, un agrado que pase a verme y reirse un ratito con mis historias (la mayoría de ellas ciertas). Más de alguna vez te toparás con hazañas en que ambas hayamos sido las protagonistas...
Y bueno, la diferencia con la era del colegio es que en esa época lucía un estilo un poquito más "soñador", y no tan carnal y desilusionado como ahora... ay...
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