lunes, 1 de septiembre de 2008

La hora oscura.

Es mi hora oscura, el amargo elíxir que de vez en cuando recuerda correr por mis venas, y transformar mi sonrisa en caos.

Es la flor herida, la zozobra de las sombras que corroe el espíritu; el reflejo en el fondo del abismo, y una voz maliciosa que susurra en mi oído canciones de desesperanza.

Como prisión de mis anhelos.

Como martirio en mis heridas.

Cerraré mis ojos, y dejaré que el ocaso me cubra con su manto.

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