viernes, 29 de agosto de 2008

De viajes y descubrimientos

Me encanta viajar. Dejarme llevar por el aroma impreciso de cada lugar que visito. Descubrir el brillo o la pesadumbre en los ojos de quienes se cruzan en mi ruta, sentir en mi cara el calor particular de cada rayo de sol, que es siempre el mismo pero cambia de una latitud a otra...

Pero no me gustan esos viajes estresados tipo "descubra Europa en una semana". Cómo puedes percibir la magia de cada espacio, respirar las miles de historias que palpitan en las esquinas, si sólo haces un paseo apurado bajo el mando imperioso de un guía que quiere terminar rápido la ruta?

Hay que vivir en cada sitio! no importa que uno se pase las vacaciones completas en un solo pueblo polvoriento. Recorrer sin más indicaciones que el pulso y el instinto; descubrir rincones desde el particular punto de vista de cada uno; saltarse las rejas y dejar que los pies te lleven...

Y la gente. La gente que da vida a cada sitio es la que mejor puede mostrar su alma. Ellos jamás te llevarían a los sitios de las postales! La idea es que te abran su corazón, y conquistes su confianza para que te muestren los sitios prohibidos, aquellos vedados a los ojos del intruso y sus monedas incansables. Si lo logras, claro.

Cuántos espacios esperan para que los descubra!

martes, 26 de agosto de 2008

En la última vuelta

He aquí que me encuentro en el instante fugaz en que se cierran las páginas de un libro, y comienzan a tejerse ya las redes del siguiente. Cuántos meses de destierro! Cuántas lágrimas, silencios forzados y sueños desvanecidos se encuentran ya en un tramo perdido de mi ruta!

Ahora quiero soñar. Con la brisa del norte en mi rostro, con amaneceres en unos brazos fuertes y susurros en otro idioma...

Ya pasó el tiempo de pensar, de anhelar y morir por los delirios inconclusos.

Vamos a abrir las puertas a lo nuevo. A las aventuras, a sonreir cada mañana, a creer en cada paso, y dejar mis miedos volar a la distancia.

Porque ésta es la última vuelta. La más grande, y la más cierta.

El silencio ha dejado mi reino

Ahora que el silencio ha dejado mi reino, y que el elíxir de mis secretos ha roto su promesa. ¿Dónde están tus huellas sin destierro? ¿Dónde tu voz, creando puentes entre nuestros dominios?

Ahora que he quemado todo vestigio de mi pasado, y que se abre ante mí la paciencia inerte de mis pasos apremiados. ¿Dónde va tu vuelo? Tus dedos, serenos, ¿dónde clavan su mirada, y tejen redes que atrapen mis desvelos?

Ya mi silueta se desvanece en estas tierras.
Ya mi espíritu sale al encuentro de otras eras.
Se cierra el telón a mis espaldas.

Ahora sólo queda la esperanza de tu abrazo.

domingo, 24 de agosto de 2008

Esperando mi llegada

El silencio se hace esquivo. Evita mirarme, retrae sus pasos cada vez que decido invocarlo.
Me ahoga en su ausencia.
Me inhibe en su destierro.

Sabrá cada paso el valor de su sosiego?

Me haré cómplice de su hermandad lejana.

Seguirá el paraíso esperando mi llegada.

martes, 19 de agosto de 2008

Astro -frágil- caído en desgracia

Palabras perdidas en el horizonte, escondidas entre el cúmulo de niebla y la angustia que adormece, que libera.
Pueblan de fantasmas la quietud. Siembran la discordia y las agujas heladas corriendo por venas y mares.

Tan frágil se vuelve el silencio!
Tan solapada la mentira, el gran sarcasmo, la burla impune que apunta con su látigo sangriento corazones y batallas!

No queda siquiera el desengaño de una voz carcomida.
No aguarda el destierro su hora señalada.

Se borra el destello de un astro frágil caído en desgracia.

domingo, 10 de agosto de 2008

El abrazo de tu silencio

Se me borran las palabras en el recuerdo. Sólo tengo el cuadro intenso de los colores pujando por destacar entre el gris de un cielo cerrado, y el calor de su mirada socavando mis heridas.

Vamos, ve el paraje de mi infierno, que mi voz se ahoga en la distancia, y quiere sentir el abrazo de tu silencio de nuevo!

Antes que la primavera me encuentre.

Antes que la primavera me encuentre quiero volar entre los pétalos, viajar como nube descarriada y acoger mi espera en un abrazo cálido y sencillo.

La aurora borda ilusiones en el reflejo de mis vestidos.

Antes que el frío ocaso me abandone quiero mirar el horizonte en una tierra inhabitada. Coger de la mano amiga cada caricia, cada consuelo, y navegar entre el silencio de la brisa.

La lluvia moja mis pasos, y el sendero aguarda mi destierro.

Me despertaré temprano, acunada por la marea. Miraré a lo alto, y sonreiré, divertida, al abrir la puerta a los misterios que me llamen.

sábado, 9 de agosto de 2008

¡Qué es el silencio!

Si acaso mis palabras son más dulces y peligrosas cuando mi espíritu está en vilo; si la pasión se escapa por la punta de mis dedos cuando el destino se ensaña con mi alma, ¿deberé estar siempre en contacto con la tristeza, dejando que el hielo cubra mis párpados, cavando dolores en pechos ajenos?

No quiero más atardeceres en la inercia, en el destierro cruel de las lejanías inexploradas. ¡Quiero respirar una nueva brisa! Dejar correr las láminas de fuego sobre mi piel protegida; dormir sin sobresaltos, creyendo que un nuevo día se escribirá con trazos inmortales.

Sembraré un sendero de sonrisas implacables, y luciré en mi cuello la amatista que me ata a un sueño sin penumbras.

¡Qué es el silencio, cuando la luz del otoño se apaga en mi retina!

En un mar lejano.

Cuando ya no quede ansiedad, y en mis manos aparezcan las señales del camino en su plenitud, ¿podré respirar, aquietar mi dolorido pecho y sonreir sin sarcasmo?

¡Si tan sólo no tuviese que esperar las señales externas! Dejar pasear libre mi corazón por la tierra de las fantasías, encariñarme con el ocaso y creer en los nuevos días...

Si el peso de los años y la oscuridad se esfumasen, dejando sólo un eco delgado y moribundo...

Y aunque las palabras descansan como tesoros en mi conciencia siempre quiero más. Una nueva promesa, un nuevo descargo, la certeza de que no morirá otra vez el anhelo en mi ventana cerrada.

¡Sólo deja que pasen los días, y que mi espíritu errante decida aquietar su vuelo en un mar lejano!