Palabras perdidas en el horizonte, escondidas entre el cúmulo de niebla y la angustia que adormece, que libera.
Pueblan de fantasmas la quietud. Siembran la discordia y las agujas heladas corriendo por venas y mares.
Tan frágil se vuelve el silencio!
Tan solapada la mentira, el gran sarcasmo, la burla impune que apunta con su látigo sangriento corazones y batallas!
No queda siquiera el desengaño de una voz carcomida.
No aguarda el destierro su hora señalada.
Se borra el destello de un astro frágil caído en desgracia.
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