lunes, 31 de diciembre de 2007

Adiós, adiós a este año cruel y despiadado

Recuerdo que el 31 de diciembre del año pasado quería que terminara ese ciclo y que viniera otro mejor, ya que el que se iba había sido bien deplorable. Mi historia de amor terminó en un cuento absurdo, y nada volvió a tener sentido.

Pero ahora imploro que todos los males queden en este fatídico 2007, y pueda por fin tener un año decente!!!

Por dios que fue difícil este ciclo. Ilusión y caída, otra ilusión y un costalazo despiadado (que sigo pensando que fue total y absolutamente inmerecido). Tristeza al cubo. Soledad. Estrés.

Dicen que todo lo malo trae algo bueno, y creo que el punto alto de este negro año fue mi reencuentro con la vocación literaria. Volví a escribir, y bien. Ya tengo listo mi libro para editar el próximo año. Y no tendré excusa para no hacerlo.

Así que al menos de los desastres saqué una sensibilidad tan intensa que me sirvió para darle a las letras, y crear algo sublime. Así que gracias a todos los corazones crueles que me hicieron sufrir, porque de esas lágrimas saqué la inspiración para volver a las letras!

Que el 2008 sea superior. Que mi propio espíritu se dedique a ser feliz y no andar mendigando caricias. Que la paz y la humildad sean mis compañeras de rutas. Que cada mañana despierte con los trinos de los pájaros, salude al sol y me prepare a vivir una aventura! Y que la noche me traiga una melancolía sin tristeza, mi propia verdad escondida saliendo a la luz de las velas, y el sueño sin cadenas de un espíritu rebelde que encuentra cobijo.

Felicidad!!!

Sólo hiere mis manos

Y ahora que cierro mis ojos al pasado, y me inunda de nuevo la vida, dejarás de sonreir para mí.

Quedarás en mi retina como la imagen sombría de un invierno triste, un cuarto acogedor y un silencio de piedra.

Serás la nota amarga que mis lágrimas invoquen cuando piense en lo sueños desvanecidos.

Ignorarás mi paso en tu ruta, mirarás hacia otro lugar cada vez que pase por tu lado.

Tal vez deba dejarte con tu carga de otros anhelos. Tu hielo sólo hiere mis manos.

sábado, 29 de diciembre de 2007

Y me vine!!!

No!!! Mi espíritu no soportó la idea de quedarme sola en año nuevo. Así que agarré un bolso, mi gato, y en bus, a la antigua, me vine no más.

Aún no hay aventuras. Sólo acabo de llegar.

Pásenlo bien en Santiago sin mí!!!

jueves, 27 de diciembre de 2007

Por qué te asomas por las rendijas de mi vida ciega

Por qué te asomas por las rendijas de mi vida ciega, con tu sonrisa descuidada y la infatigable sed de una boca que no duerme?

Qué buscas en este exilio? La paz para tu alma? Una canción que nadie haya escrito?

Deja que tus pies te lleven lejos de mí. Que mi corazón aún late al ritmo de muerte de mi último amor inconcluso. Que me desangro con cada gesto, y no quiero que lamentes la pérdida de un afecto. Que soy cenizas que aún no reviven, y no quiero cubrir tus ojos con el manto de mi dolor lacerante.

Pero si vienes, y traes tus manos benditas y libres...

Derramaré sobre ti tempestades, fluirán las aguas desde todos los rincones. Mi voz será señuelo y perfidia; ataré mi destino a tu silueta, y caerás a un abismo gritando mi nombre.

Que no hay manera de aquietar mi fiebre. Que no existen razones para ser racional. Esta noche, y todas las que vengan, seré elíxir de dulzura y amargas desazones. Odiarás mi recuerdo, y ansiarás beber de mis semillas.

Porque no hay angustia más ansiada que la del hielo de mi sangre hecha deleite.

Deja que me marche

Sin remedio a mis males, sin aliento a mis deidades. Tu voz me llega lejana, y siento que ya no quiero escucharla. Que tus palabras resbalan por mi piel como el tenue brillo de una estela perdida en el tiempo.

Ya no sé lo que dices. De qué color son tus recuerdos, si cuando estuve a tu lado sólo quisiste destruir mis afectos!

Y en mis manos se esconde siempre una caricia para tu rostro...

Si tan sólo supiera que este frío pasará, sin dejar marcas, sin mentiras que me alejen. El ocaso aguarda mi silencio, el aire está quieto. Es cada vez más claro el camino a mi noche de estrellas azules. Deja que me marche envuelta en bruma.

martes, 25 de diciembre de 2007

La actitud zen de bailar con un chico feo

Ayer era navidad, y por lo tanto, se supone que había que celebrar. Encontrándome en mis bienamadas tierras pichileminas, hice un catastro interno y descubrí que mi yo más profundo lo que quería era bailar.

Después de una riquísima comida, una aburrida misa del gallo (debut y despedida de mi presencia en esa liturgia), y terminar de ver una peli de Errol Flynn (era bien guapo él), salí en mi trineo prestado a ver qué me ofrecía la noche.

No andaba un alma en las calles. A medida que recorría el silencio de las rutas comencé a sentir pánico ante la posibilidad de que tuviera que irme con mi sed de fiesta a dormir con el gato. El letrero de la 127 estaba iluminado. Gracias, Baghavan.

Como el 99% de las personas pasa un rato con su familia y después sale a parrandear, hubo un largo tiempo en que la disco estaba pelada. Un grupito de unas chicas luminosas hacía de las suyas en la pista, mientras la pantalla gigante transmitía un aburridísimo programa del Discovery Channel. Yo, sentada como una Lady, maldiciendo en mi interior esa ley no escrita que me hace no tener amigos a quienes recurrir para no estar mirando cómo se divierte la gente.

Ya entrada la noche la cosa comenzó a tejerse. Claro que ninguno de los dioses griegos que tuve el agrado de contemplar en la playa se dignó dejarse caer. Sólo homo chilensis por todos lados.

Pasaba la hora, comenzaba a darme sueño, y ningún galán se ofrecía gentilmente a acompañarme a la pista. No sé si mi cara traslucía algo de mi afiebrado estado interior, el caso es que, según yo, era invisible para la especie humana. Y tantas ganas que tenía de bailar...

Ya estaba implorando a las divinas presencias que me dieran siquiera el consuelo de bailar con alguien, cualquiera, sin importar su garbo ni si fuera de mi agrado. Sólo quería menear el esqueleto, y sentir que las lucas invertidas en la entrada valdrían la pena. Nada. Invocaba a mi buena estrella pensando que cualquiera sería un buen compañero de baile, hasta que vi en la multitud uno que definitivamente no caía en ese grupo. Era una especie de gigante mamut no lanudo. Un tipo grandísimo, gordo, pelado, y más encima con camisa blanca. Fue cosa de verlo y pedir que cualquiera menos "ese" se dignara a bailar conmigo.

Como la mala suerte me acompaña, justo "ese" se acercó a solicitarme el honor de una pieza. Mientras veía que me hablaba pensaba en mis opciones. Podía negarme argumentado cualquier estupidez, pero a lo mejor sería mi única oportunidad en la noche de sacarle brillo al pavimento. Pero aceptar era asumir ante el mundo que nada mejor se me había presentado; mal que mal, una tiene su dignidad, y cuando te has pasado el verano rodeada de chicos guapísimos como que te mal acostumbras...

Pensé que mi actitud era soberbia. Que estaba olvidando las enseñanzas zen sobre el valor del alma humana. Que no debería importarme cómo me mirara el resto de la humanidad, si lo importante era bailar. Tomé aire, puse mi mejor sonrisa, y dije sí.

Tuve que tragarme el orgullo al ver a unas chicas que sonreían burlescas al verme con ese especímen. Recordé otra vez las palabras de Osho y la fuente de la sabiduría, y decidí tratar de pasarlo bien. Pero mi cumpa se las arregló para arruinarme el gusto. El joven tenía la mala costumbre de interrogarte mientras bailaba, cosa que hace que una deba dejar el ritmo y acercar peligrosamente el oído a su cara para tratar de entender. A cada rato. Hasta el punto que me pidió que cambiáramos de lugar porque estaba su ex polola y lo miraba mucho. Grande fue mi sorpresa al enterarme que un tipo así podía haber tenido novia alguna vez, y más encima la dejó escapar! Me la mostró, incluso, y no era nada de fea...

Sin entender nada, seguí bailando, en la medida de lo posible, claro está, considerando el afán del susodicho en entregarme información que no me interesaba. Como que era artesano, y los primeros aros de plata que hizo se los regaló a la doncella que lo miraba, y que incluso ella los andaba trayendo puestos, y se tocaba la oreja para hacérselo saber. Comencé a sentir que me estaban envolviendo en una historia extraña de la cual no quería ser parte, y apenas pude escapé con la más antigua técnica: la sagrada ida al baño.

Al regreso se dio inicio a un incómodo juego del "corre que te pillo", por culpa del cual estuve mucho rato pendiente de su gruesa humanidad para evitar volver a topármelo. Fallé, porque al primer descuido me volvió a encontrar, y obligada a salir a la pista de nuevo.

Mientras bailaba lo más apartada que podía (incluso mentí diciendo que no sabía bailar merengue), de pronto sentí una mano en mi cabeza. Era una chiquilla, evidentemente arriba de la pelota, que insistía en hacerme dar vueltas como una pirinola. Ya que me evitaba la deshonra de estar todo el rato con el chico no apuesto, le seguí la corriente, y la integré al bailoteo. Hasta que me empezó a asustar su actitud excesivamente cariñosa hacia mí. Después de un par de canciones ya me decía que "le caía demasiado bien" e insistía en tomarme las manos. Pensé que Baghavan estaba atacado de la risa haciéndome la vida miserable. Más encima, el muchacho me preguntaba si había dejado de bailar con él hacía un rato porque estaba su ex polola (valor!!!). Apenas pude dejé a la chica amistosa con el galán peso pesado, y corrí nuevamente al baño.

Ya era tarde, y estaba a punto de rendirme a la evidencia. Mi sex appeal estaba en franca declinación. Jamás volvería a ser la misma Lily de antaño, que con sólo un par de miradas y sin hacer un movimiento lograba que el más guapo de los dioses griegos comiera de su mano. Esos tiempos ya no volverían. Debía declararme en retirada, y dar el paso a las nuevas generaciones. Sumida en estas profundas cavilaciones salí del baño, y miré la pista por última vez, pensando si habría alguna oportunidad de revertir el desastre navideño. En eso veo a mi pesadilla acercándose, y sin pensar me di vuelta, y le pregunté al primer chico que vi la hora. "No tengo hora, pero si quieres bailamos". Me cayó bien, y gustosa acepté el convite. A medida que bailábamos lo fui mirando bien, y era bien atractivo el muchacho. Y simpático. El bálsamo para aplacar mi cólera.

Finalmente vi que las divinidades habían decidido dejar de burlarse a mi costa, y pude suspirar aliviada. Todo volvía a la normalidad. Si hasta se dieron maña de encontrarme linda! Por lo visto todo había sido una jugarreta, nada más, y sólo mi actitud zen permitió que el desenlace no fuera deprimente. Mal que mal, por huir del gordito terminé mi navidad como corresponde. Aún tenemos patria, ciudadanos!

viernes, 21 de diciembre de 2007

Una mañana.

Una mañana cualquiera despertaré envuelta en bruma, con lirios brillando a mi lado, y una amplia sonrisa bañando mi rostro.

Una mañana, una como tantas, el color de mi vuelo traerá perfumes y sonidos de eras milenarias; me pondré de pie sobre mis propias ropas revueltas, y agitaré vientos y mareas, pensando en voz alta un nombre e invocándolo altiva.

Pondré la flor sobre la herida. El agua no correrá por mi lado sin tocarme. Los rayos de la luna silbarán viejas melodías en mis labios. Mis dedos recorrerán sin pausas los contornos de una piel bienamada.

Porque esa mañana llegará, con la distancia sin tiempos del destino aún incierto.

Y flamearán mis banderas, y mis manos resplandecerán de joyas vivas.

Porque habrán pasado tormentas, delirios y tristezas, y mi alma aún estará erguida.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Es el fin

Hasta aquí llegan los pasos de mi primer intento por reconciliarme con las letras. Se cierra un ciclo de inestables emociones.

Siempre pensé que mi libro terminaría de otra forma. Que al final del camino encontraría respuestas a preguntas milenarias. Que con mi última palabra habría encontrado si no la dicha, al menos la paz.

Nada de eso ocurre.

Sólo se cierra una era, se pone la lápida a un sentimiento profundo que inundó mi ser por un tiempo incierto. Creí ver una posibilidad más cierta que otras veces de dejarme invadir por una pasión certera. Sólo encontré la ruina del rechazo y mis ilusiones quebrantadas desde la raíz.

Termina esta era. Ya pronto mi creación tomará forma y nombre, y tal vez, cuando lo presente en sociedad, algún colega periodista insensible ataque mis heridas, y me pida que hable sobre aquel lejano hombre alado que alguna vez me motivó a desbordar algunas líneas.

Sólo espero que para ese entonces pueda ver con el velo de la distancia nada más que mi propia gratitud por inspirar mi dicha y a la vez mi ruina.

Amanda Cabot.

Por qué no pude huir?

Qué dulce ilusión puja a cada instante por colarse entre mis horas grises, y bañar mis dedos de infantiles fragancias!

No puedo tener tus manos acariciando mi frente. No hay voces ni barreras que te alejen; es sólo la quietud de tu espíritu y la indiferencia que mi delirio te provoca lo que mantiene tus huellas en surcos vedados a mis pasos.

Soñçe con olvidarte en una tierra tranquila, y sigo aquí, atada a mis bloques de cemento. Precipitando mi corazón en lágrimas de desgarro. Inundando de soledad y quebranto mis sueños más anhelados.

Es que jamás llegará el momento en que libres mi alma de tu recuerdo incesante?

Si no soy más que curiosos recuerdos y minutos de risa distante.

Si no inspiro más que el cómplice instante de un diálogo insulzo.

Por qué no pude huir, y dejar que la ausencia mitigara este dolor que me traspasa?

Sólo un milagro de navidad

En estos momentos sólo un milagro (de esos que dicen que suceden en navidad) puede salvarme. No bastó con que el año en su totalidad (salvo una honrosa excepción veraniega) haya sido un completo desastre. El destino se las está arreglando para ponerme como guinda de la torta la esclavitud a Santiasco, en absoluta soledad, y sin posibilidades siquiera de comerme la alita de un pavo.

Así como vamos ésta será la peor de las navidades que recuerde.

Y todas las puertas se me cierran...

Seguro algo tengo que aprender de todo esto, pero por fis, lo único que pido es una mínima dosis de piedad. Creo que de enseñanzas tuve bastante en el 2007. Lo que menos pide mi alma es seguir aprendiendo.

En fing, habrá que morderse la cola y decir sólo "jo jo jo".

Pd.- hace unos meses, cuando ya mi balance personal arrojaba sólo cifras rojas, comentaba con un amigo que por último podría alegrarme un poquito el espíritu que mi equipo saliera campeón. Pero no sólo fuimos eliminados, si no que más encima tenía que derrotarnos el enemigo!!! Como si no bastara tanta desgracia junta... con lo malitos que son los indios para refregárselo a una en la cara en la calle, y hasta en los nick del msn...

lunes, 17 de diciembre de 2007

Qué tiene ese hombre...

Qué tiene ese hombre que me inquieta, que me hace sonreir y perder la calma. Será su desplante, que me hace sentir pequeña, como si destellara y no pudiera verme en su reflejo?

Qué tiene ese hombre que aparece en mis sueños. Siempre altivo, casi distante, me pone los pies en el cielo, y sólo quiero deslizar mis dedos por su frente, borrar sus angustias, devolverle la dicha.

Qué tiene su mirada que me electriza, como si un torrente secreto se agitara en su pecho, y amenazara con explotar y hacerme cenizas en su vuelo...

Qué hay de sus silencios, de ese gesto de soberbia, de los crueles designios de sus palabras.

Aún brillarán sus ojos al verme caminar a su encuentro?

Arrepentíos, arrepentíos, arrepentíos!!!

Soy una pecadora, pero como el que se arrepiente se salva, santo remedio, y ahora debo tener medio cielo ganado. O al menos una próxima vida menos azarosa que ésta.

Diciembre es el mes del arrepentimiento. Después de dar vuelta mi existencia, declararme ajena al mundo y querer dejarlo todo para ir a conversar con las olas eternas, algunos golpes de timón enderezaron mi rumbo, y aquí me encuentro, arrepentida de todo menos de estar viva, y rehaciendo mi existencia de los pedacitos que quedaron.

Primera cosa: no me voy de Santiago. Seguiré amononando mi pieza en la ruka familiar, y me haré el firme propósito de ir más seguido.

Segunda cosa: ella vino para quedarse. Ya que mi familia se apiadó de mi locura, y me ofreció el techo parental para cobijarme, me aprovecharé del pánico, y estaré aquí en engorda durante un año. Propósito: volver el 2009 a mi depto, renovarlo, hacer de mi nido un lugar distinto.

Tercera: no me compro el jeep. Como no viviré en las colinas, no amerita hacerme de un 4 x 4. Así que seguiré los sabios consejos de mi hermano mayor, y me compraré un hatchback nuevecito de paquete. Siempre y cuando me den el financiamiento, of course.

Ahora sólo debo dejar que las cosas caigan por su propio peso. Que me desbloqueen las platas que tengo guardadas para poder darles uso, que arriende el depto para asegurar los recursos para seguir pagando (una cosa u otra: casa o auto, no se puede por ahora tener los dos íconos del bienestar material), que me den el financiamiento, y estaría lista para surcar las calles en un nuevo modelito.

Y Pichilemu... bueno, apenas pueda me arranco para allá. No renunciaré a mi propósito de ser feliz mirando a los menores de edad. Aún no estoy para retirarme a los cuarteles de invierno, y ya que me enamoro a cada rato (hoy vi uno tan guapo en el metro...), aprovecharé el impulso de darle un poco de color a mi vida.

De los arrepentidos será el reino de los cielos. Debería ya empezar a probarme mi corona.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Soldado del amor...

Me ando enamorando a cada rato.

Ayer fui a solucionar un impasse administrativo contable, y me quedé atrapada por la sonrisa del joven y (espero) brillante ejecutivo que se apiadó de mi inocencia, y me concedió una prórroga. No aguanté a tener una excusa para hacerle saber que existo, pero nada más. Una no puede andarse anunciando con "letras de liquidación", como dicen en el CDF.

Y hace varios días que ando en las nubes, tras mi último encuentro con otro guapísimo, joven y exitoso ejecutivo. Ahora, de que me pesque, es otro cuento.

Así que exudo amor hasta por el pelo. Como que renací, y milagro de la naturaleza, se me quitó esa desidia que me hacía evitar cualquier posibilidad de contacto con la raza humana.

Ahora ando contentilla, siento que tengo taaaaanto por aportar, que le sonrío a cualquier especímen con el que me cruzo en la calle.

Lo mejor es que no ando desesperada. No me interesa encontrar a alguien para formar una familia... guácala! no... viva mi libertad!!! Feliz de arrejuntarme con alguien decente, pero de ahí a perpetuar la especie, ni k. Me encanta esta maternal afición por mi gato, que no me estresa y me permite tener una vida. No aspiro a más.

Así que creo que seguiré el consejo que una conocida tenía en el nick hoy, sobre ponerse altas expectativas. Le echaré el ojo al más inalcanzable de todos mis prospectos, a ver si Baghavan me echa una manito y me muestra con colores brillantes ante sus ojos. Mal que mal, pese a vivir como allegada y en hacinamiento, sigo siendo un buen partido.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Motivos de peso por los cuales no me gusta la navidad

Somos cada día más los ciudadanos a quienes nos molesta la navidad. Ni siquiera nos produce indiferencia o desgano, ya es de frentón un sentimiento de incomodidad que casi llega al odio.

He aquí algunas de mis razones para tal fobia:

- la musiquita. No sé a quién se le habrá ocurrido inventar que las campanitas y sonsonetes estridentes eran agradables, y ahí uno tiene que mamarse la infernal algarabía en calles, malls y hasta en los pasillos del metro.

- la estética. No es novedad, pero es RIDÍCULO que nos andemos tapando con ropas rojas y peludas; los pobres viejos barbudos en la calle que se achicharran con bototos no sólo me dan pena (es el único momento del año en que muchos veteranos chichas trabajan), si no que me dan ganas de pescar a todos los niños que se sacan fotos con ellos y decirles que les pasen la plata y no se saquen la foto, porque no son representantes del viejo pascuero, ya que no existe, si no que son pobres abuelitos que tratan de hacerse unos pesos.

- el endeudamiento. Se convierte en un deber más que en un gusto el regalar algo a parientes, amigos y conocidos. Si hasta hay que tener un arsenal de presentes de emergencia, por si a la vecina se le ocurre llegar con algo... y bueno, para los cercanos no puede ser cualquier cosa. Hay que partir de una base, y de ahí mejorando el presupuesto. Al final terminan de pagar los regalos como en noviembre del otro año, para volver a endeudarse...

- los mall y sus atochamientos. Recuerdo haber visto distinguidas señoras quitándose los regalos de las manos, en su afán por encontrar bueno, bonito y barato. Peor aún, esas ofertas de 10 minutos en que ponen un canasto al medio y la gente se apelotona para agarrar cualquier cosa.

Creo que estos son motivos de sobra para detestar el acontecimiento.

Lejano en tu delirio

Sabes? Me liberé del peso de tu alma. Ya no palpitan mis yemas pensando en tu nombre.

Qué milagro germinaste en mi espíritu, que después de tantas vueltas pude por fin sacarte de este pecho?

Y ya sé que nunca estarás, que no te inquietan mis sobresaltos. Que puedo morir, y seguirás tocando tus canciones, envuelto en tu bruma, lejano en tu delirio...

martes, 11 de diciembre de 2007

Lista para volar.

Tal vez mañana ría recordando estos momentos. Pletórica de sonrisas, imaginando un futuro incierto, con la espina recorrida por estremecimientos, delante de un abismo de incertidumbres, lista para volar...

Que no sé lo que ahora viene. Sólo mis manos que me guían a ciegas entre luces de colores que encandilan.

Que no sé lo que me aguarda.

Que lleno mis bolsillos de bendiciones, de anhelos quizás un poco absurdos. Que me libero del peso cruel de mis propias reglas.

Y caigo, con los ojos cerrados, confiada en mi buena estrella...

Enloquecida otra vez

Esto se está convirtiendo en un carrusel. Cuando creo que he alcanzado la madurez y un estado de calma envidiable, mi subconciente me hace una jugarreta, y enloquezco otra vez.

Qué es esto de resucitar amores imposibles del pasado? Una nueva moda, una tendencia de verano?

Perdí la cordura. Ahora ando medio día pensando en su sonrisa, en su firmeza de carácter, en sus frases casi crueles, en esa forma digna de llevar las penas a cuestas.

Y de dónde! Esto sí que es imposible. Será menos patético soñar con uno que no te da la hora, antes que pegarte puñaladas por uno que se dio el gusto de decir "gracias, pero no"?

Pero al menos... al menos puedo perderme por un instante en su mirada profunda, en la seriedad de sus días, en las pocas veces que puedo verlo y sonreirle al mismo tiempo.

Qué es este temblor que me sacude el pecho, que me hace querer rozar su cara con una mano tranquila...

lunes, 10 de diciembre de 2007

Atada al vacío

Para sacarme esta pena de hombre, qué he de hacer con mis manos, atadas al vacío?

Morir de sudor cada vez que camino por barrios de conquistas. Rebajarme hasta el estrellato; vender mi alma al diablo, sacarme las espinas con una aguja de plata, y correr, hasta caer exhausta a los pies de un alma herida.

Cabalgar a pasos sin destino, como una hoguera envuelta en la bruma. Jugar a ser poeta y enloquecer rimando sin pausa, cantando sin palabras, como si el agua fuese cielo, y cayera de cabeza en el infierno.

Murmurar conjuros de otras eras, llamando a mi pecho su estela, amarrando su sufrir a mi risa histérica. Jurar sobre mis posaderas que jamás será mío, porque ya su espíritu cruzó mis fronteras, y no habrá otra vuelta.

Para quemar esta voz enronquecida, qué haré con mi vientre en ascuas?

Amanecer con los labios pegados a un vidrio, romperme la frente en el espejo de mi mala suerte. Acariciar el borde del abismo con mis pies descalzos. Creer que soy más vieja que mi era, y caminar, en solitario designio, por una ruta de espanto que no me asuste.

Para sacarme esta pena de hombre no habrá más remedio que mi loca pasión desbordando de una copa hecha trizas.

El forastero en mis sueños

Otra vez apareció. En mis sueños, como cada cierto tiempo, sonriente, con su aura de éxito y a la vez la tristeza de ver sus anhelos hechos pedazos. Otra vez surgió en mi subconsciente, y me tuvo toda la mañana pensando en él.

Qué sería de mí si fuese más valiente, más osada, y a la vez menos prejuiciosa?

Tal vez sólo me habría encontrado un feroz dolor de cabeza.

En qué rumbos andará su mirada perdida?

Mi cita con el quiebre

Sé que me espera a la vuelta de la esquina, que su sombra me persigue, y que me habla en sueños. Sé que no podré escapar de su astuta mirada; que su andar se pega a mis pasos, y que aún evitándola no haré más que correr a sus brazos.

Me espera una cita con el quiebre. Brutal, demoledora, mi compañera de antaño, la oscuridad que atormenta mis anhelos más profundos.

Esta vez no será distinto. Escucharé las voces que me hablan desde el infinito, que me piden que no huya, que me dicen que tal vez, algún día, en algún momento, brille el sol en sus cabellos mientras venga, sonriente, a mi encuentro. Pero mi cita es persistente, y me mira sonriendo maligna desde la acera del frente.

A veces, de noche y sentada frente al espejo, siento el frenesí de dejarla, de que se pierda, de que mis manos no toquen más su rostro frío.

A veces mi paciencia se renueva, y pido por un mañana esperanzador.

Sólo mi quiebre aguarda. Ya no hay palabras que tengan algún otro sentido.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Que otra vez será...

Anoche vi a un chico demasiado guapo. En exceso. Chasconcito, mediana estatura, joven (of course), y para variar, músico. Qué extraña fijación tendré con esa maldita raza!

Luego, al mirar el resto de la concurrencia, noté que habían varios especímenes dignos de ser observados. De hecho, mi amiga insistía en mostrármelos, en su afán por hacerme despertar de mi sopor sentimental.

Pero no hay caso. Puedo ver y requete ver, pero tal vez nunca pueda ser como aquella desquiciada de antes, que cuando se le metía un prospecto en la cabeza, de alguna manera sutil siempre lo conseguía. Ahora poco hay de eso. Con suerte me atrevo a mirar a alguno, y ya estoy pensando en el desastre que resultaría, por lo tanto me limito a observar escondida tras mi vaso de coca light.

Quizás cambiando de aire recupere las fuerzas, y pueda tener una actitud más amigable. Pero creo que mi labor en Santiago ya terminó, y sólo debo terminar de subir la cuesta para poder encaminarme a mi santuario personal.

Tal vez entonces me atreva a sonreirle a los chicos descarados que me observen en la calle, o en la disco, o en un bar. Por ahora, que otra vez será...

Pd.- el guapo menor de edad de ayer se parecía a Smith, el joven y apuestísimo actor que Samantha se conquista en la serie Sex and the City. Maestra!

viernes, 7 de diciembre de 2007

Todo el silencio de la noche

Todo el silencio de la noche lo dedico a tu mirada, a esa plácida trascendencia que expira como nube mientras aguardo una respuesta.

Todo el cielo negro se vuelca en tus manos. Escapas de mi memoria, te haces recuerdo y herida, mientras corro a mi destino incierto.

Las fauces del horizonte devoran los nuevos caminos. Te escapas de mi abrazo, resbalas como el agua entre mis dedos, y sólo quedan las palabras vibrando en el espejo.

Todo el silencio de la noche me envuelve, me habla de ti, y me dice que estás lejos.

jueves, 6 de diciembre de 2007

Lo que hacen los padres por los hijos

Ya estoy patudamente instalada en casa de mis padres. Llené un camión con todo mi mundo, y me vine, dejando atrás mi departamento hermoso, y confiando en que el destino me deparará cosas interesantes.

Estuve tan ajetreada que no tuve un minuto para pararme a pensar en la trascendencia del paso que daba. Fue todo el día un eterno correr; si hasta acompañé a una prima a dar su examen de conducción. Pobre, la rechazaron. Terminé consolándola diciéndole que tal vez el destino la está protegiendo de algo...

Y aquí me encuentro, gozando de la hospitalidad de mis padres, como en unas pequeñas vacaciones aunque no deje de trabajar. Serán pocos días; espero dentro de poco tomar el rumbo definitivo hacia mi Pichilemu del alma, y dejar atrás esta ciudad angustiante, con sus penas añejas y pasadas de moda.

Me esperan el aire libre, mi bika, una casita de ensueño en el cerro, y muchos menores de edad extranjeros para mirar mientras hacen acrobacias sobre una tabla.

Claro que Gatoku destiñó; se las dio de grande, y terminó muy instalado en el patio de la casa de atrás. Primero lo vi y pensé que dominaba la situación, pero después de mi ducha nocturna lo encontré donde mismo, y comprendí que no. El pobre estaba varado. Allá tuve que partir como en mis años mozos, saltando la pandereta para rescatar a mi hijo extraviado. Igual que hace mucho tiempo, cuando Pitusa estaba herida y se lamentaba con su pata coja en el mismo lugar. Claro que ella estaba contusa, éste no. Ahí se notan las diferencias entre géneros. Macho tenía que ser el pobre.

Ahora me adormece el sonido lejano de los autos que corren por la calle. Tan diferente a mi vida en La Florida, con silencio absoluto en la noche. Acá es bullicioso, pero ayer estaba tan cansada que dormí como una marmota. Ni al gato eché de menos.

Así son los padres, que dan todo por el bienestar de sus hijos. Que aceptan que uno le llene la casa de cachivaches, con tal de saber que estamos tranquilos y enmendando el rumbo. Que se encargan de hacernos comer hasta que reventemos, a fin de recuperar los kilos perdidos en meses de sonambulismo. Y hasta que saltan por los patios ajenos con tal de rescatar a su retoño extraviado. Qué le haremos!

lunes, 3 de diciembre de 2007

Y si muerdes mi saliva?

Y si muerdes mi saliva mientras aún estoy viva?

Déjate caer por mi ventana antes que me olvide del sabor de una mirada. Toma mis ofrendas como dones encantados; antes que el tiempo haga trizas mis cabellos, y que el sol deje de brillar ante mis pasos.

Y si enciendes esta hoguera con la sal de tus heridas?

Hazme bendecir el cielo y sus horas. Calma mi sed de lucha, llévame a una escena donde nadie apunte mis defectos; dime que soy bella, y que pasarías el tiempo sólo escuchando el eco de mi voz en sueño.

Y si corres, te levantas y olvidas tus cadenas?

La luz de mi cuarto está aún encendida. La puerta sigue abierta; no olvides que otra brisa estival traería lluvia y recuerdos, cerrándola por dentro.

sábado, 1 de diciembre de 2007

El último sábado

Este es el último sábado que paso en mi departamento. El miércoles (supuestamente) volveré a la casa de mis padres, a un rinconcito que me dejaron para que pueda evolucionar y no quedarme anclada en la dependencia y los pagos.

Pensé que sería algo especial, pero sólo es otro sábado como muchos este último tiempo. A solas, en la intimidad de mi pieza, con el gato durmiendo a mi lado y el computador prendido.

Mientras afuera la gente se divierte, yo me doy cuenta de que estoy cansada, que estoy adolorida, que quisiera un masaje y (ojalá) algo tan simple como una caricia en mis cabellos.

Pero vivo las últimas horas en mi guarida atesorando cada instante, y tratando de olvidar algunos momentos. Porque me da tristeza pensar que soñé con una vida, y equivoqué el camino. Que cobijé mil ilusiones en la tibieza de estos cuartos, los que simplemente se desvanecieron.

Y ahora me voy. Quizás el destino me permita volver algún día.