sábado, 9 de agosto de 2008

¡Qué es el silencio!

Si acaso mis palabras son más dulces y peligrosas cuando mi espíritu está en vilo; si la pasión se escapa por la punta de mis dedos cuando el destino se ensaña con mi alma, ¿deberé estar siempre en contacto con la tristeza, dejando que el hielo cubra mis párpados, cavando dolores en pechos ajenos?

No quiero más atardeceres en la inercia, en el destierro cruel de las lejanías inexploradas. ¡Quiero respirar una nueva brisa! Dejar correr las láminas de fuego sobre mi piel protegida; dormir sin sobresaltos, creyendo que un nuevo día se escribirá con trazos inmortales.

Sembraré un sendero de sonrisas implacables, y luciré en mi cuello la amatista que me ata a un sueño sin penumbras.

¡Qué es el silencio, cuando la luz del otoño se apaga en mi retina!

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