domingo, 16 de marzo de 2008

Cierro los ojos!

Cierro los ojos!

Nebulosas se tejen junto al calor intenso de mi almohada. El cielo se abre. Me baña con la luz mortecina de la tarde.

Sólo respiro!

El aire incorruptible, mi aroma soñado. Déjame vagar sin memoria, sólo como un aura gris carente de significado.

Déjame salir de la cuenca misteriosa de mis días pasados, del anclaje milenario a temores y desdichas sin freno.

Cierro los ojos!

La noche me acosa, enciende mi sangre y me desvela. Son tan lejanas las horas en que sembré sonrisas y vientos!

Sólo respiro.

Y caeré desde montañas indomables; caeré, como las hojas mecidas por la furia de la ventisca. Caeré, y seré auténtica y libre, con los dedos temblorosos y los párpados rebosantes de dicha.

Cierro los ojos!

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