Me siento confundida, y sin embargo, mi camino se vislumbra claro y paciente. A qué temo, si no hay dudas de hacia dónde me dirijo?
Tal vez mi propia insanía me acecha.
No quiero salir corriendo como una loca, gritando por la calle y resgándome la ropa. Pero a veces temo sorprenderme a mí misma...
Sólo me queda rogar por la paz de mi espíritu, y que la lucidez que aún me queda no me abandone.
domingo, 30 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
Amiga:
Tiempo sin encontrarnos por estos lares,jeje.
La vida se nos pone un poco movida a veces pero siempre vuelve a la calma,como la mar, intensa y apasionante. Sólo queda vivirla.
Un besote.
Publicar un comentario