domingo, 19 de julio de 2009

Este otro post es para ti.

Hoy hace exactamente un año que la vida se puso de cabeza, y me arrastró en un giro inesperado hacia costas lejanas y abrazos que nunca esperé.

Ya sea por coincidencia, o por ese afán milenario de vivir cada hora como una gran aventura, me encuentro exactamente en el mismo lugar donde se abrieron las cortinas del misterio. Con mi voz en calma, y mis manos siempre inquietas.

Amiga mía, hoy leí tus palabras de despedida, y me mostraron con más certeza la enorme sabiduría que alberga tu alma. Supiste siempre, mejor que yo, qué era lo que yo buscaba, y sabías también que tu misma dedicatoria no era más que un "vete a vivir tu destino, que aquí estaré esperando tu regreso para reirnos y llorar juntas de nuevo".

Ahora que me encuentro al final del descenso de esa colina donde trepé con tanta euforia, miro mi entorno y sonrío al sentir cuánta dicha hay en mi vida. Porque comprendí que la única respuesta a todas mis preguntas estuvo siempre en mi interior, y es el momento de comenzar a vivir con el corazón puesto en cada sagrado minuto de la existencia.

Porque, como vimos hace justamente un año, sólo nos queda esperar lo inesperado, y lanzarnos a la aventura como siempre lo hemos hecho, armadas de una sonrisa radiante y una flor en la mano.

Soy muy feliz por tener el inmenso regalo de tu amistad, en esta vida, en las anteriores (especialmente en aquella que nos llevó al Caribe), y en todas las que nos depare el universo.

Es mi deseo para ti que haya siempre risas y bendiciones en tus días.

1 comentario:

Ahlejandro dijo...

divino tesoro la amistad ... tan manoseada por quienes no conocen su verdadero valor ....