miércoles, 21 de mayo de 2008

Era luna llena...

Era luna llena cuando me besaba. Mis manos temblaban, mi cuerpo dibujaba espirales. Creí encontrar un refugio momentáneo a mi noche eterna y pesadillas; su voz enardecida me habló de tiempos y lugares distantes, y en su mirada hallé las luces de mares y horizontes lejanos.

Era luna llena; los pálidos reflejos del amanecer inquietaban el pulso de mis labios afiebrados.

Y el eco de sus sueños dibujó ilusiones por sendas desconocidas en mi memoria.

Esta noche su luz derrama círculos de hielo en la distancia, pero mis ojos, ciegos en la espera, sólo distinguen figuras inertes.

La luna se oculta a mi espíritu, y esconde sus pasos a mis dedos ateridos.

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