viernes, 27 de junio de 2008

En la ciudad todo es furia

En la ciudad todo es furioso. Las calles ladran, los espíritus cargados de malicia susurran en mis oídos aunque intente no escucharlos. La tarde se enciende en un cúmulo de palabras no dichas, de caricias negadas, de silencios invisibles.

La ciudad se escurre de mis manos como una fugaz sonrisa.

La angustia de la vida en un infierno se hace humo en segundos.

En la ciudad los pasos se pierden entre las hojas y la bruma. La mirada se convierte en dagas asesinas. Los reyes de la calle se duermen en el sopor de la angustia y el fracaso.

Mis latidos me llevan lejos de sus muros.

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