lunes, 9 de junio de 2008

Mis párpados caen...

Mis párpados caen...
Ya no quieren esperar, embriagados de ilusiones, a que el aliento de la noche traiga nuevas palabras de senderos desconocidos.
Ahora saben qué se oculta tras el éxtasis y la distancia.

Mis ojos se limitan a delinear las siluetas de lo ajeno.
Quedé envuelta en el sudor de otros placeres; me sumergí en la gloria, como paloma ardiente, presa de mis propias desdichas olvidadas.

Mi ruina no se extingue con la aurora.
Cabalda desde lejos; como rey embravecido se adueña de mi alma, y no me queda más que ver la destrucción como si a otras tierras llegara.

Cuántas noches más deberé perder antes de recuperar mi espíritu?
Cuántos silencios serán las sombras que acompañen mi sueño?

Ardua es mi ruta. Déjenme al menos conservar mis ropas.

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