viernes, 4 de enero de 2008

Cada vez que tomas mi mano

Este es mi camino, ésta mi silueta recortándose al viento. Es cierto; cargo misterios, busco miradas pero huyo de los miedos.

Si vas a abandonar mi ruta hazlo ahora, sin demoras. No esperes a que mi corazón desborde de anhelos, ni me dejes tendida en el pavimento. Que el recuerdo de las horas negras está demasiado cerca; sus aromas de soledad incierta aún envuelven mis delirios.

Si vas a alejarte de mis pasos sólo di adiós, y vete. No me dejes esperando frente a una hoja en blanco, preguntándome si acaso no fui la más bella ni la más cierta. No enciendas fuego en mi retina, que el vacío aún me amenaza, mirándome a distancia.

Y si tu piel llama aún a la mía déjala que grite, y encuentra mi sonrisa. Que no entiendo más que el lenguaje del roce de tus dedos, y la paz que se apodera de mi alma cada vez que tomas mi mano.

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