Esa mirada, carcomida por el peso de la incertidumbre, no me hace bien.
No me hace bien ese silencio, esa falta de confianza en el porvenir.
Que dejó mancillada mi alma.
Que me quitó la fe que tenía en las ilusiones.
Esa mirada triste sólo trae congoja a mi espíritu.
Ya no quiero esa sombra ennegrecida en el fondo de mis recuerdos.
lunes, 21 de enero de 2008
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