viernes, 18 de enero de 2008

Los surcos de mi estela en tu almohada

Qué es esto que me dicen que sucede, cuando el pulso se detiene y el aliento parece enfermo? Cuando las palabras fluyen sin pensarlas, y mis manos se obsesionan con tu piel de arena y marea.

Qué poder ciego se apodera de mis sentidos, y me trae de vuelta el recuerdo de tus caricias sin freno? Un rincón en la arboleda; los astros como testigos caprichosos. Los vidrios empañados, y el temor desafiante de ver pasar otras gentes...

Qué conjuro invocaste en mi nombre, que sólo en tu abrazo mi boca encuentra descanso? En el ritmo de tu prisa, en mis dedos corriendo sobre tu espalda, y el sonido del agua eterna cubriendo nuestros pasos.

Quizás pases las horas observando los surcos de mi estela en tu almohada. Quizás el silencio sea mi cómplice en esta arriesgada maniobra de susurros y cuerpos temblorosos.

Mientras esta luz quiera seguir encendida le enseñaré al viento las canciones que en tu nombre dejo escapar de mi pecho.

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