miércoles, 2 de mayo de 2007

Recordando el verano. Parte II.

Y bien, después de tanta alegría desplegada en estas líneas, no puedo si no volver atrás y recordar los momentos felices del verano. Con la visita de Ale habíamos quedado recién en la primera noche.
Al día siguiente, el habitual escándalo de mi casa nos despertó a una hora poco razonable (eramos 17 personas!!! ese fin de semana casi colapsamos...), y tras desayunar alguna cosa nos fuimos a la Puntilla, que debo reconocer no estaba demasiado interesante a esa hora, así que en la tarde encaminamos nuestros pasos a Punta de Lobos, epicentro de los chilean surfers (porque los extranjeros prefieren La Puntilla). Ahí pasamos una grata tarde relajándonos de esta existencia tan terrible, y pensando en qué haríamos a la noche.



Nota parte, semanas atrás había conocido a unos chicos que prácticamente vivían en Pta de Lobos, chilean surfers, y me habían invitado a un cumpleaños que sería ese sábado. Para nuestra sorpresa, me llamaron ese día (parece que estaban faltos de amigos), y por supuesto, les aseguré que de ahí seríamos.



Para quienes conocen Pichilemu, saben que allá corre viento, y bueno, se fue el sol y casi nos morimos de frío, así que no hallé nada mejor que sacarle pica a Ale envuelta en mi muy grande y gruesa toalla, aunque pareciera una leprosa.



Si se fijan, en la parte de atrás se alcanza a ver una especie de rampa de skaters. Bueno, suele suceder que los chilean surfers son ultra taquilleros, y que además de "meterse al agua" (allá no se dice surfear), les encanta hacer piruetas en skate y que la gente los mire. Igual es entretenido ver cómo se caen...




Bueno, buscando el sol decidimos ir a comer unos panqueques en una casa de piedra ultra linda que está en la parte de arriba de Pta de Lobos, así que allá nos fuimos. Grande fue nuestra desilusión al probarlos. Eran casi incomibles.

Lo chistoso fue que al estar allá nos encontramos con los chicos del cumpleaños, así que obligadas a comprometer nuestra presencia. Qué manera de insistir! Se agradece la participación del muchacho cuyo nombre no recuerdo al tomarnos esta foto mientras esperábamos nuestros panqueques.


Claro que como ese fin de semana la tónica era estar solicitadas, al momento de irnos otros chilean surfers tuvieron la gentileza de invitarnos a una fiesta que se haría esa noche en el Bar del Hotel Ross.

En vista de la abundancia de panoramas, nos fuimos a decidir qué haríamos con nuestras vidas esa noche, no sin antes inmortalizarnos con la playa de Punta de Lobos en su plenitud a nuestras espaldas.




Otro día termino de contar lo que hicimos ese día, ahora ya colapsé tratando de arreglar el orden de las fotos. En fin, al menos yo me entretuve mucho.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Sólo puedo comentar de esta salida que lo pasamos realmente muy, pero muy bien. Nada planificado y todo pasando. Fue increíble...Espero que se repita una y mil veces más. porque hace tiempo que no hacía tanto desorden.....

Que se repita...
AEM.