Deslízate por las yemas de mis dedos y abandona mi guarida. Déjame sentir que la paz del vacío se llena con la sangre de nuevos días.
Qué insistencia en venir a golpear la puerta de mis sueños. Si ya te dejé libre, si eres hora muerta y deseo extinto, qué voces te llaman a mi senda!
Corre a través de mis sentidos; fluye, como el agua en un estanque abandonado. Déjame respirar; que mi aliento sea travieso, que mis ojos sonrían como antaño.
Abandona mis dominios. Quiero ser otra vez el suspiro de luz de una noche adormecida.
viernes, 16 de noviembre de 2007
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