martes, 23 de octubre de 2007

El desalojo

Esta tarde de pronto, junto con una cálida bocanada de aire que aspiré en medio de la congestión del World Trade Center, me di cuenta que en mi espíritu ya se había producido el desalojo.

Qué sensación más agradable! Sentir por fin que mis acciones, mis pensamientos y hasta mis deseos sólo emanan de mi yo más profundo, ya no del miedo, ni del afán de mantener vínculos y afectos perdidos.

Pero esta vez fue distinto.

Antes, el desalojo era patente para mí cuando dejaba de sentir afecto, preocupación o interés en el, hasta ese momento, culpable de mis tormentos. En el instante en que sólo pensar en el especimen me producía cansancio ya sabía que mi espíritu era libre. Por eso era tan dramático para ellos mi cambio abrupto, mi súbito corte y alejamiento. Hasta hoy hay varios que se preguntan qué fue lo que pasó.

Ahora fue distinto. Mis sentimientos no han cambiado, mis afectos son los mismos, pero ya nome importa. Ya es pasado la tristeza por su indiferencia, el dolor por no compartir sentimientos mutuos... no me interesa. Ya fue, o más bien, ya no fue. Y me alegra saber que no albergo en mi espíritu ninguna clase de ideal romántico o ilusión al respecto. Así sé que todas las decisiones que he tomado en el último tiempo están realmente basadas en mi bienestar y felicidad personal, y no en el afán de arrancar de una situación odiosa, o por provocar algún cambio en su conducta... nada.

Por eso me siento contenta. Porque por fin emprendo el vuelo consciente de mi libertad, disfrutando cada segundo, atenta, alegre. Más temprano que tarde veré que todo este camino ha sido por un motivo importante, y sonreiré pensando en que la vida es perfecta. Y siempre lo ha sido.

1 comentario:

Pazchina dijo...

Amiga no supiste? temporada de desalojos en todo ámbito. besos.