Y la sueño, oculta a los ojos de los mortales, refugio tranquilo de mis anhelos y dolores extintos.
La sueño, cobijando mi pasado, dibujando mi presente, con la magia radiante de los lugares pletóricos de secretos. Con el rumor insistente de los árboles y sus cuentos, milenarios y perfectos, dando forma a nuevas historias surgidas de mi alma.
Y hacia allí me iré, olvidándolo todo; mi corazón desangrado, la noche eterna de un año oscuro, las lágrimas tercas, la soledad como enemiga y luego dulce compañera.
Tejeré redes que atrapen las ilusiones de espíritus alegres.
Cubriré mi cuerpo con la niebla y un manto bordado con estrellas radiantes.
Respiraré el aire salino, y dejaré que la tristeza se escabulla por mi puerta entreabierta.
domingo, 21 de octubre de 2007
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