Su abrazo me cobija, su aroma me calma. Extiende su manto de consuelo sobre mi espalda, y me dice "ven conmigo, yo sí te quiero".
Es tan claro el camino que me lleva de regreso, tan diáfano, tan seguro, que a veces me pregunto cómo anduve en otros rumbos, rasguñando mi espíritu, perdiendo mi libre estampa, llorando y maldiciendo el amor en silencio.
martes, 2 de octubre de 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
Eh.
Amiga, no quiero pensar en el desgaste producido en tu alma con este elaboradísimo comentario. jaja! No galla, es broma. Sé a qué te refieres. Besos.
Publicar un comentario