domingo, 21 de octubre de 2007

Legalmente soltera

Ante la ley soy total y absolutamente soltera, certificado ante notario. O sea, no basta con que el entorno de una se entere que no hay perroku que a una le ladre, si no que hasta el Estado de Chile me solicita que lo acredite con DOS TESTIGOS, que den fe que estoy más sola que un dedo.

Lo chistoso del caso es que recurrí, inconscientemente, a las mismas dos amigas que hace algunos años me ayudaron en similar labor. Estábamos ayer en una atiborrada notaría (que cobra un ojo de la cara y no puede invertir en números de atención) e Ingers recordó que hace unos 4 años estábamos las mismas 3 jóvenes y regias ejecutivas haciendo exactamente el mismo trámite.

La simpatía se nos pasó cuando la chica que atendía vitoreó por todo el local mi nombre y el motivo del certificado. Gracias, pensé, no tenía para qué enterarse todo Providencia que sigo soltera...

Eso me llevó a una profunda reflexión, que en realidad hacía días nos mantenía ocupadas a Paz y a mí (ambas en similar estado civil y emocional). Los prototipos masculinos.

Yo le comentaba acerca de un sueño estrambótico que había tenido con un joven y guapo ejecutivo extranjero, con el que casi tuve un tropezón hace aproximadamente un año. Sería el hombre perfecto, de no mediar el pequeño detalle de un divorcio en pleno trámite (o terapias de pareja? ya no sé en qué va eso, pero el caso es que se estaba separando) y dos pequeños que tienen su misma cara y me llegan a dar susto.

El caso es que ese prototipo de hombre me da miedo. Joven, exitoso, talentoso, guapo (de verdad), y con una personalidad bastante fuerte. El especimen en cuestión es Tauro, el signo que astrológicamente se supone que combina mejor con mi siempre temperamental Escorpión. Muy aterrizado será, pero por un par de muestras me queda claro que un hombre TAN hombre como ese barrería el piso conmigo, no por falta de carácter, si no porque simplemente no podría entender mi patológico sentimentalismo.

Y hablo con conocimiento de causa. Ya tuve, varios años atrás, un pololo con exactamente las mismas características. Y me hizo pebre. Pese a que lo amaba con locura, tuve que dejarlo porque si no, iba a terminar saltando de un puente. Era demasiado insensible! Me hacía llorar por cualquier cosa, y claro, a la larga me pedía perdón con los ojos húmedos, pero los malos ratos y el comienzo de úlcera no me lo devolvió nadie.

Entonces, vuelvo mi vista hacia otro modelito, sacado del lado contrario del mostrario. Sensible, artista, calladito, medio tímido, guapo por cierto (of course), tierno, amable, cariñoso... pero al que hay que sacarle la información con tenazas, porque no dice nada. Y claro, a la larga, termina siendo casi tan malo o peor que los otros, porque su carácter tan... blando? desespera, una nunca sabe qué diablos está pensando, da señales por un lado pero después te sale con un pastel... al final, una queda con el corazón sangrando porque cuando creías que el joven estaba más cerca del espíritu de una, te das cuenta que en realidad has estado perdiendo el tiempo porque el muchacho tenía otros compromisos por otros lados. Es decir, les gusta jugar al misterio, pero a la vez, no perder pan ni pedazo.

Alguna vez aparecerá un especimen intermedio? Es decir, un hombre con los pantalones bien puestos, que no se complique con levantarse temprano y salir a trabajar, que sea delicado y a la vez firme, que no me pesque cuando me enojo por tonteras, que se emocione con mi sensibilidad artística pero que no se complique con mis requiebros, que tenga su mundo pero lo pueda compartir conmigo, que sea alegre, que tenga tema para hablar pero que no hable mucho (un 70/30 estará bien), que sea fiel y correcto y no ande ocultando cosas. Y por supuesto, que sea guapo y sin vicios. Es mucho pedir?

Yo encuentro que no es tanto. Es decir, lo que una ofrece es bastante como para merecerlo. Joven ejecutiva independiente, amante de la naturaleza, escritora, soltera, sin hijos, bella bella, emocionalmente camino a la estabilidad, buena amiga, fiel como ella sola, entretenida, buena para el baile y el canto, trabajadora, amorosa... es decir, no es mucho lo que pido comparado con lo que ofrezco.

En fin, me imagino que muchas de mis amigas leerán esta profunda reflexión y se matarán de la risa. Claro, a los 30 y algo sólo hay dos tipos de especímenes libres: los que están mal de la cabeza y los separados y/o con hijos. Ambos malos antecedentes. Qué le vamos a hacer!

Ojalá no me encuentre en 5 ó 10 años más con las mismas amigas sacando el mismo certificado de soltería. Sería un poco patético que el tiempo pase, una se pegue costalazos y quede en las mismas. Al menos espero que esta vez sea la última, y si no, que pueda repetir lo que le dije a mi abuela cuando pensó que me quedaría solterona: "soltera pero no fanática, toyita".

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