jueves, 13 de septiembre de 2007

Bella, bella, como una estrella...

Mañana seré otra. En realidad seré la misma pero con otro aspecto. Considerando que la mayor parte de la gente que conozco tiene cosas entretenidas para hacer este 18 (y no me incluyen en sus planes) retomaré una vieja costumbre: andar linda.

Recuerdo que cuando era niña se usaba el que a uno le hiciera ropa nueva para Fiestas Patrias. Me imagino que la costumbre viene desde mis ancestros campesinos, quienes guardaban su mejor pinta para los días domingo, y qué decir del aniversario patrio. Todos estrenaban algo nuevo.

Yo esta vez haré uso de mi derecho a que me regaloneen (obligada a pagar por un día de relajación ya que no me llegan cariñitos gratuitos), y mañana me haré un fashion emergency. Primero mi cara, que a punta de medicamentos está al borde de la destrucción. Luego mi pelo.

Quiero verme distinta. Quiero pararme frente al espejo y decir "guau, nunca pensé que podría verme tan bella", sensación que tuve el año pasado cuando decidí volver a ser castaña y dejar en el pasado ese horroroso pelo amarillo.

Carlitos, mi estilista, ya está inventando qué hacer con mi cabeza. Yo no sé si quiero corto o largo, o mediano... nada. Estoy abierta a las sugerencias del profesional. Y bueno, si alguien quiere aportar...

El caso es que mañana en la noche seré bella, tan bella como una estrella. Lástima que tendré que venir a encerrarme aquí con mi belleza, ya que no tengo ningún panorama en vista, y no voy a andar pidiendo por favor que me inviten a algo. Eso sería como decadente!

Al menos las empanadas dieciocheras de mis padres serán abordadas por una nueva Lily, más fashion, con más onda y menos enredos. Espero.

Ahora, a esperar que los profesionales hagan maravillas con mi rostro y mi cabello, y pueda suspirar de satisfacción al mirarme al espejo antes de dormir.


No creo que quede como la niña de la imagen, aunque empeño no me falta. Igual me veré bella.

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