jueves, 6 de septiembre de 2007

El cruel y vil dinero

Una vez alguien me dijo que todos sus problemas se solucionarían con una gruesa suma de dinero. Todos. Que sabía que sonaba feo, pero que era verdad.

No creo que sea horroroso reconocer con honestidad que las lucas en el bolsillo nos pueden hacer sentir alivio y que los inconvenientes quedarán atrás. Lo realmente poco grato es que el bendito dinero no soluciona nada. Y al final te deja una funesta sensación de desagrado.

Me carga esto de la plata! Nunca es suficiente! Cuando crees que con cierta suma estarás tranquilo, de la nada surge un imprevisto, una enfermedad, una falla del auto, y los pesitos que ansiabas gastarte en un gusto, o hasta ahorrar (palabra desconocida del todo para mí) se van a los bolsillos de otros.

No sé lo que se sentirá andar por la vida sin problemas económicos. Desde que tengo memoria, la vida ha sido un eterno apretarse el cinturón para cumplir con las obligaciones, y claro, uno va avanzando y ya las preferencias son distintas. No te compras el aceite de 500 pesos, tienes que usar uno 100% maravilla, que vale el doble, pero que es más rico y sano. No te gustan los fideos Parma, que son baratos pero ese color oscuro de la pasta como que te hace desconfiar... no puedes bajar de Trattoria o Talliani. Y así eternamente; mientras familias enteras viven con $300.000, una con eso no paga ni las cuentas.

No sé si llegue el día que pueda irme a dormir sabiendo que tengo un colchón lleno de billetes bajo la cama. Y menos sé si eso me haría descansar tranquila, sin recurrir a fármacos ni ayudas de química especie. Es sólo que no me imagino la vida sin tener que estirar la plata hasta el último día del mes.

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