martes, 4 de septiembre de 2007

Duerme.

Duerme, pequeña. Deja que tus sentidos se aletarguen, que el silencio de la noche te envuelva y quite de tu alma las penas.

Descansa, protegida por tu madriguera. Que las lágrimas corran por tu faz, que el viento se lleve los pesares, los dolores eternos escondidos en tu pecho.

Olvida. Quema los recuerdos, lánzalos al vacío y sumérgete en las aguas tibias que te esperan.

No hay abrazo que ampare. No hay caricia que consuele.

Sólo estás tú, con la débil luz que ilumina dulcemente tus pupilas, y tu tristeza.

Nadie dirá tu nombre, ni vendrá a despertarte.

Sólo duerme, y déjate llevar.

Amanda Cabot.
Septiembre 4, 2007.-
Duerme, aunque nadie vele tu sueño ni acaricie tu cabello.

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