martes, 11 de septiembre de 2007

Por qué se llama Gatoku

Cuando me preguntan por qué le puse ese nombre a mi gato se me vienen a la memoria imágenes como lo vivido hace unos minutos. Absolutamente concentrada en una historia que debía escribir, o la perdería para siempre, y él con crisis de ánimo. Quería jugar. A la 1.30 am. Mientras le daba forma a mi relato el obeso felino saltaba sobre mis pies, que se movían bajo los plumones. No contento con eso, se paró en la puerta de mi pieza y chillaba como si fuera a temblar.

Después de unos cuantos retos, y de afilar sus uñas en el muro, no encontró nada mejor que ir a la cocina y comenzar a desarmar una bolsa lista para irse a la basura. Nunca hace eso, pero parece que ahora realmente estaba celoso de mi nocturno ataque de creatividad. Dos veces tuve que dejar en stand by mi obra en ciernes, y partir a inspeccionar que este bicharraco no me hiciera más destrozos. La última vez me armé de una zapatilla, con la que lo agredí al ver el estado de la bolsa.

Ahora está calladito, de seguro escondido bajo la mesa.

Cómo puedo dar rienda suelta a mi creatividad, si en el momento peak mi mascota comienza a alborotarse y sacarme de mis casillas?

Y claro, cuando duerme en el día se da el lujo de reclamar porque lo despierto al moverme. Ay, perdón! poco menos le digo ante sus gruñidos.

Creo que queda claro el por qué de su nombre, no?

Aquí aparece Gatoku haciéndose el lindo frente a la cámara. Harto más flaco que como está ahora, y eso que lo llevo a la casa de mis padres para que haga ejercicio persiguiendo pajaritos. No sé si la terapia le ha hecho mejor o peor. Pero hoy se ha portado muy mal. Ahora ya me está dando remordimientos por haberlo agredido. Creo que tendré que ir a reconciliarme, si no, me estresaré y no podré dormir. A lo que he llegado!

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