viernes, 7 de septiembre de 2007

No se puede.

No se puede vivir así.

Tan fría se vuelve la noche, cuando esperas una caricia, aunque sea sólo una palabra dulce, y todo escapa a tu paso. Y que sabes del vacío de las horas siguientes, de la soledad que herirá tu piel cada mañana.

Hasta cuándo?, piensas, pero estás inmóvil, como te dicen los maestros. Dejas que la vida fluya, aunque parece haberse detenido en tus espacios.

Sólo siguen pasando los días, y tú te quedas escondida en el fondo de tu madriguera. A qué salir, piensas, si nada que digas o hagas puede cambiar las cosas?

Termina con eso, pequeña. Nadie vendrá a arrojar piedrecillas en tu ventana.

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