martes, 4 de septiembre de 2007

Pequeñas heridas.

Por qué será que a veces olvidamos las pequeñas cositas, gestos, palabritas, que de un momento a otro dejamos caer o nos provocan heridas?

Son tantas las grandes agonías que se nos borra del recuerdo que una simple expresión a veces puede causar un daño tan doloroso como un gran motivo.

O yo ando muy sensible.

O soy caldo de cultivo para tomar cualquier cosa y volverla en mi contra.

En estos momentos me dejo llevar por una dolencia pequeña, pero que remueve hasta mis más ocultos temores.

Creo que esta noche ganaron los demonios. Tal vez mañana les arrebate el poder sobre mi espíritu. Y así, en este eterno espiral...

Qué agotadora! Con razón me tratan con pinzas, como a un ser infeccioso. Debo colmarle la paciencia a cualquiera.

Será el momento de dar un paso al costado y darme por vencida? Decir "hasta aquí no más llega esta micro", y mandar todo al infierno?

Cansada. Me siento tan cansada. Y el destino que me manda señales que me arrojan a un precipicio... así cualquiera se enreda, no?

Ya, me rindo. Que sea lo que dios quiera.

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