sábado, 1 de septiembre de 2007

No importa lo que haga, no importa lo que diga...

Acá estamos nuevamente, con el alma fraccionada y pidiendo a gritos una señal del alto cielo. Es que no se acabará nunca esta ruta que me marea en espiral? Es que la luz que entra por la ventana será siempre el pálido reflejo de lo que sucede afuera, y no iluminará caricias descubiertas?

Estaba llena de ilusión, plena de optimismo. Veía con alegría como en agosto se habían cumplido casi todos mis anhelos, y de verdad me atreví a pensar que se abría un camino distinto, más despejado, con colores y risas.

Cómo el destino me llama al orden, y pone en mi contra los elementos...

No importa lo que haga, no importa lo que diga, siempre al final es lo mismo, se repite la historia de desengaño y abandono, y sólo me deja una nueva cicatriz en el alma.

Quisiera tanto poder respirar, dormirme en un abrazo, suspirar de dicha...

Por dios, si ya no sé siquiera lo que es sentir unos dedos rozando mis manos...

Tampoco distingo cuáles profecías son las ciertas. Parecía todo tan sencillo, tan amable, y en cinco minutos un tornado arrancó de cuajo mis sueños, y me dijo "olvídate de ellos, porque rápidamente se verán derrumbados".

Y yo que estaba alegre, buscando detalles para verme bella, recordando viejas canciones, pensando que no corría por mis venas un vapor envenenado...

Qué diferencia! Y cómo se hace tangible que para otros se abren diáfanos caminos, pero yo sigo y seguiré hundida en el fango... saliendo a duras penas, con mi sólo esfuerzo... poniéndome de pie para volver a caer... con el corazón hecho pedazos... con el hielo de la soledad eterna carcomiéndome el espíritu...

Envejeceré, me pondré fea y amarga, no tendré sonrisas para mis seres queridos. Iré por la calle envuelta en el halo de mi silencio, seré más una sombra que una vida. Porque nada de esto tiene sentido.


No hay comentarios.: