No me moveré de aquí. No me acercaré más a los soles ardientes. Tengo un día para vivir cada mañana, y no lo perderé lamentándome por lo que no poseo.
Soy joven, me estremezco como un ser etéreo y de luz, y mi cabello promete abrigar los corazones sinceros que busquen amparo en mi calor.
Porque mi espíritu no tiene límites, no distingue entre lo humano y lo divino. Sólo intenta encender el fuego en las almas que lo rodean.
lunes, 24 de septiembre de 2007
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