miércoles, 6 de junio de 2007

El más importante en mi vida

Hacía tiempo que venía pensando que le debía un espacio al ser viviente más importante en mi vida en estos momentos, pero el crudo y descarnado relato de mi amiga Ursula Iguarán me hizo ver que éste es el instante preciso.


Voy a hablar de Gatoku.

Cómo no voy a adorar a este especimen, que me despierta cada mañana con sus gritos desaforados, como si lo hubiera dejado sin comida por una semana?


Que cada día se acuesta a mis pies, o a mi lado, o como ahora, en que tiene apoyadas sus dos patitas delanteras encima de mi antebrazo izquierdo, creyendo que es muy fácil escribir con semejante peso.

Que me da vuelta los maceteros y esparce la tierra sobre la alfombra del living.

Que esconde bajo mi cama tesoros, como un desodorante vacío, un perfume, un joyero... hasta mi celular terminé encontrando allí anoche.

Que bota el pocillo del agua, y luego camina dejando sus patitas marcadas sobre la lavadora.



Que se cuela en el baño cuando me distraigo, y desarma el rollo de papel higiénico. O se mete a la tina y dibuja una travesía hasta el lavamanos.



Que juega con mis pantys cuando cuelgo la ropa recien lavada, y esconde los perritos bajo el limpiapiés de la cocina.



Que se obsesiona con mis lápices de mina, y los esparce por toda la casa (tenía 3, ahora no sé dónde los dejó).

Que desarma los diarios, y rasga cuanta servilleta o pañuelo desechable queda a su alcance.

Que se estira en las esquinas, y arranca trozos del papel mural.

Que bautiza mis botas y zapatos con las marcas de sus uñas y colmillos.

Que se cuelga de las cortinas, y me espera escondido bajo una silla cada vez que vengo con una bandeja, para saltarme a las piernas y asustarme.



Que se instala frente al televisor cuando están dando un partido de fútbol, y sigue con la cabeza los movimientos de la pelota.

Que me sigue a todos los rincones de la casa.

Que me espera cada mañana junto a la puerta del dormitorio.

Que se acuesta sobre mi espalda cada vez que ésta me duele, y aplaca con sus ronroneos, como una especie de masaje express, las molestias del cansancio y los años.

Que empuja su cabeza sobre mi frente cuando ya no soporto la tristeza.

Que roza mi cara con sus patitas cuando las lágrimas no me dejan respirar.







Esta foto se la tomó mi hermano en la playa. No sé cómo logró esa cara de susto.

2 comentarios:

Lilian Flores Guerra dijo...

Ayer recibí la visita de BInah en este blog, y me escribió por mail lo siguiente:

"Amanda, cuando tengo tiempo entro al portal -escritores.cl- y leo rápido algunos
comentarios, algunos nuevos escritores, en algunos casos leo dos
lineas y cierro rápidamente, en otros leo por curiosidad hasta donde
llega mi precario interés y en otros leo esbozando una sonrisa, me
paso contigo y por eso me doy el tiempo de escribirte, leí todas las
peripecias de tu gato, hasta llegue a tomarle cariño, tienes ritmo,
tienes pluma, te escribo para que sigas, para que crezcas para que
hagas crecer el talento que mora en ti.

Un saludo cordial y te seguiré leyendo.

BInah( Patricia)".

Muy emocionada por sus palabras, le respondí:

"BInah, muchas gracias por tus gentiles palabras. Me alegro mucho de que
mis palabras te hayan arrancado una sonrisa, y me encantará recibir tus
visitas, comentarios y críticas cada vez que sientas el deseo de
hacerlo.

Te mando un abrazo, y espero leer pronto algo tuyo.

Cariños,

Amanda".

Lilian Flores Guerra dijo...

Definitivamente mi cabeza anda hoy más mal que nunca. Acabo de darme cuenta que repetí 3 veces el término "palabras" en 4 líneas. Qué verguenza! Será que desperté muy temprano?