domingo, 24 de junio de 2007

Marianela

Marianela, de Benito Pérez Galdós. Era una muchacha muy feíta (aunque seguro que en estos tiempos, con buena ropa y enchulada se habría visto re bien) que era lazarillo de un joven ciego muy guapo. El llegó a conocer hasta lo más profundo de su alma, y la amaba de corazón. Hasta que un día recuperó la vista, sin saber que era ella la encontró horrorosa, lo cual no se cuidó de decirle, y ese dolor la mató.

Hay quienes viven lo mismo, pero al contrario. Son personas muy bellas, atractivas, llenas de cualidades, capaces de despertar admiración y sentimientos en corazones ajenos, pero que al ser descubiertas en lo más profundo de su ser provocan distancia, enfrían los corazones, y se les deja ir. Una y otra vez.

Marianela, una vez muerta, tuvo un sepulcro hermoso, a manera de homenaje, por el dolor que se le causó. Le habrá servido de algo?

Y servirá, para los otros, ponerse una y otra vez de pie? Encontrar la nariz rota contra las piedras del camino tras cada nuevo paso? Hasta dónde dura esa fuerza?

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