jueves, 21 de junio de 2007

Hasta cuándo!!!

Soy odiosa. O estoy odiosa. O ambas opciones. No lo tengo claro. Hoy es uno de esos días en que todo me parece un capricho del destino por el sólo placer de arruinarme la existencia. Hubo un sol esplendoroso, pero yo aquí arrumbada, medio deshecha entre tanto plumón y almohadones aplastados. Tras conciliar el sueño recurriendo al doping, acunada por dulces palabras y despedidas, desperté muriéndome a las pocas horas. Qué diablos tiene el Alprazolam, que te hace dormir en 4 horas lo que deberías descansar en mínimo 8? Y eso que hice trampa, agregando clorfenamina para poder respirar mientras soñaba visiones olvidables.

Ahí, despierta como las pájaras, pensando, pensando, cómo diablos resolver un problema menor, un dilema estúpido, que me hizo dar vueltas en la noche por calles desconocidas, con el pánico agarrapatado en mi estómago, perdida, loca, hambrienta, desorientada, furiosa y decadente.

El reloj corrió más lento que otras veces, miraba la hora en el celular y como con cansancio parecía ir cambiando de número. Por dios, esta mañana que no avanza, que debo llamar, ayer estaba durmiendo, ahora no puedo, qué pasa, qué ocurre? En qué dimensión estoy? Me perdí nuevamente? Era anoche un mal sueño del que aún no emerjo?

Dos llamados. Solución. Traspaso del problema a otras manos. Suspiro. Puedo dejar que la fiebre me invada. Tiritar hasta que el gato se aburra y se vaya. Puedo intoxicarme con más medicamentos. 1, 2, 3 píldoras distintas para empezar. Mi pieza ya parece una farmacia.

Ring Ring. El aseo. Como una bendición llega a mi casa la limpieza. Miel, limón; años que no era cuidada en mi lecho de moribunda. Escribo. Digito. Me aburro. Estornudo. Mis vecinos deciden echar abajo el edificio y me agreden con un taladro sobre mi cabeza. Correos. Nada importante. Juegos japoneses que sacan risas y me dejan indiferente.

Y espero. Que pase la jornada y nuevamente el sueño me venza. Que se cumpla el ciclo eterno, que las ojeras que me adornan se vuelvan menos oscuras, que la tos que me ahoga se aleje. Que resurja de los escombros la arrogancia, la prepotencia, la belleza, que mi alma vuelva a gobernar sobre mis pasos, y otra vez sea como la figura que siniestramente empuña un cuchillo ensangrentado tras la mujer con cajones.

No hay comentarios.: