miércoles, 13 de junio de 2007

Sombras que se desvanecen

Te di mi vida. Te di mis sueños, mis nostalgias; forjé castillos con tus aspiraciones, corrí ante tus pasos para alivianar tu carga.

Tomé riesgos, me encumbré al infinito. Quise ser sol y estrellas en tu horizonte, velar por tus ideales, ver tus hijos crecer en mi vientre.

Pero el amor se desvanece y agoniza ante la inercia. El impulso de vida, ese que tantas veces me hizo renacer tras llorar por tus infantiles designios, se agota con el tiempo. Me volví de hielo, te negué mis caricias, encontré en otros brazos la pasión abandonada, y me encerré en una prisión perpetua.

Ahora veo con claridad tu diminuta estatura. Tu carencia de ilusiones, tu cobardía extrema, la mezquindad de tu alma.

No más lamentos por el tiempo perdido. No más injurias por los sentimientos pisoteados. Me he puesto de pie, tambaleante, temblorosa, pero la esperanza mueve mis labios e ilumina mi ruta, y será ella la que me dé fuerzas para ver la belleza de un nuevo amanecer.

Amanda Cabot.
Junio 13 de junio de 2007.-

Morirás en mi recuerdo, como la sombra siniestra que desaparece con la aurora.

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