martes, 12 de junio de 2007

La vida a veces puede ser sorprendente

Hoy tuve una experiencia empírica de aquello que mi amiga Paz dice a veces: "la vida es perfecta". O, si me pongo mística, una conexión con mi ángel de la guarda. O para los descreídos, una estupenda y afortunada casualidad.

Este era uno de esos días en que todo parece que va a salir atrasado, pero por algún motivo los sucesos encajaron. Salí muy tarde, contesté todos los llamados que recibí, me entretuve enviando respuestas y comentarios a mails de los escritores (con una bota puesta, y en el otro pie una pantufla), encontré estacionamiento donde nunca lo hay, me atendieron rápidamente donde siempre se demoran, hice una cola inexistente en el banco, me fui sentada en el metro, y al hacer el trasbordo, me di el gusto de esperar el siguiente tren, y no dar un paso más rápido de lo que mi comodidad me exigía.

Subí a uno de los carros, de esos que parecen orugas, y me fui un par de estaciones bailando sobre la plataforma movible del centro. En eso, miro hacia la puerta de mi lado izquierdo, y lo ví. Ahí, de pie, mascullando comentarios consigo mismo, Camilo Marks, el escritor y comentarista literario, quien fuera uno de mis mejores profesores en la Escuela de Periodismo, en el área de Redacción.

No tendría nada de mágico el encuentro, si no fuera porque ayer precisamente, al revisar mis apuntes y escritos, llegué a la conclusión de que debía seguir adelante, y pensé en que sería una buena y arriesgada idea tratar de ubicar a Camilo, a quien no veía desde que egresé de la universidad (estamos hablando de 10 años atrás. Mucho rato), para pedirle que diera una mirada a mis letras y me hiciera sus apreciaciones.

Nunca podré olvidar esas increíbles pruebas que nos hacía, en las que se daba el trabajo de contestar 1 y media a 2 carillas con puros comentarios sobre lo que escribíamos. Y estamos hablando de unas 25 personas por examen. Ni antes ni después vi tanta preocupación por los alumnos, y por nuestra capacidad analítica y expresiva.

Por supuesto que fue verlo y sentir que las nubes se abrían, dejando caer un rayo de sol ante mis asombrados ojos (esa sensación de las películas antiguas de la biblia, cuando dios le hablaba a Noé, por ejemplo). No alcancé ni a pensarlo, y salté a su lado, me presenté (mi nombre le sonó, pero no taaaaanto como para acordarse de mí), y conversamos brevemente sobre el rumbo que estaba tomando la Escuela que nos reunió alguna vez. Al despedirnos le pedí su correo, para establecer un vínculo, y poder llegar a mostrarle mis humildes creaciones. Accedió sin problemas ni divismos, y bajé del tren sintiendo que acababa de vivir un milagro.

Era tal mi alegría que no pude resistir llamar a Paz y contarle gritando. Además, le pedí que anotara el mail, para que no se me fuera a perder. Y de lo puro contenta que estaba me compré un increíble azucarero verde con forma de rana.

Puede que Camilo no encuentre de mucha calidad mis escritos. Puede ser que los considere horrorosos, me los haga pebre, y me aconseje dedicarme a vender chalecos. Puede ser que reencuentre esa chispa a la que aludía en mis tiempos estudiantiles. Puede ser que me ignore. Pero no importa. Lo que me llena de entusiasmo es que de alguna manera, de algún rincón ignorado de mi alma, saqué fuerzas y me motivé a seguir adelante, y el destino, dios, baghavan, san expedito, o quien sea, me puso por delante la oportunidad de dar un giro al destino. Y creo que la voy a aprovechar.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Puede que tus escritos le parezcan una cagada, que los critique sin asco, puede que se exite viendo arder tus sentimientos quemando el papel en el que estan escritos o puede que simplemente le agraden.
Puede que tu vida sea una perfecta perfeccion en la que los llamados se orden para ser atendidos con presicion, puede que en tu vida los trenes te esperen con sus puertas abiertas y asientos vacios, que te cruzes al hombre de tus sueños y te enamores a primera vista.

O puede que tu vida sea una mierda sin sentido dos telefonos que suenan cada 2 minutos al mismo tiempo jodiendote la pasiencia, que los trenes se vallan y que el unico que lograstes alcanzar no solo este tan lleno que tengas que sentir el bulto de 6 señores sobre tus piernas y gluteos sino que ademas se detenga y tarde 3 horas en volver a arrancar, puede que el amor de tu vida se cague en vos y te escupa la cara.

Pero pase lo que pase no se pierde la conviccion, nunca la esperanza y mucho menos el amor.

Nunca te tires para atras porque siempre habra algo bueno entre todo lo malo o no. Y aunque todo fuese una mierda sino lo hubieras intentado nunca lo sabrias, si no te hubieras animado a atacar exaltada a tu ex profesor nunca hubieras tenido su mail sobre la mesa, con la probabilidad de que le gusten o no tus escritos, pero sino lo hubieras intentado tendrias la duda de que hubiese pasado, y no sabrias si podria haber resultado.

Los trenes de la vida son mas jodidos que los que te llevan al trabajo pasan una unica vez por carril y despues se desvanecen en la nada, recordandote constantemente que lo dejastes ir.

Perder un tren de la vida es perder un posibilidad que nunca volvera y podria o no haberte hecho feliz, trata de no perder un tren y si asi fuere nunca dejes de esperar el proximo para subirte con toda la exitacion y el entusiasmo posible.

Animo que si no le gustan tus escritos lo matamos entre todos... O por lo menos nosotros dos jaja.

Un Saludo, perdon por la tardanza muchas gracias por seguir mi blog y por tus dulces comentarios que le dan mas vida a mi blog que cualquier otro, de verdad aprecio mucho tu interes.

Estamos en contacto besitos.

Pazchina dijo...

Querida, querida veo que mis palabras no se las lleva el viento... me alegra que por un momento en medio de toda la inconexión que la vida nos permite hayas encontrado la hebra que necesitabas para seguir entramando tus sueños. Un abrazo siempre.

Pazchina dijo...

Uf! Facundo, es verdad, descarnado comentario ferroviario. ¿La mirada lejana desde algún anden?

Lilian Flores Guerra dijo...

Facundo: gracias por tus palabras, me encantó tu alegoría sobre los trenes de la vida, y sí, tienes razón, no hay que dejarlos pasar. Es preferible arrepentirnos de algo que hicimos, con buena intención pero que salió fallido, antes que pegarnos puñaladas por lo que pudo ser y nunca fue, menos aún si fue el miedo el enemigo que nos venció.
Gracias por tu cariño.

Pazchina: amiga yo no soy como el personaje de tu chiste, que escucha palabras amigas y se las pasa por la raja. Yo considero seriamente cada una de las cosas que me dices, y creo que tu lucidez y el aprecio con el que me las dices son un bálsamo curativo que ha ayudado a aliviar mi dolor. Gracias por todo.