domingo, 22 de julio de 2007

Cándida, iluminada.

Guarda el destino el instante en que mis ojos verán la luz. Cada paso, cada segundo, me dan un sentido nuevo, una quietud del alma.

No espero en las sombras. No aguardo una mirada.

Sola, en mi refugio, tejo mis ilusiones, cándida, iluminada, sabiendo que el fulgor del amanecer no puede llegar antes que la aurora.

Y desde el fondo de mi silencio comienza a crecer una llamarada, lentamente, en espiral.

Amanda Cabot.
Julio 22 de 2007.-
En espiral, en ascenso, aguarda el supremo devenir del día.


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