viernes, 20 de julio de 2007

Soy futbolista, no delincuente...

Yo pensaba que más mal no nos podía tratar la suerte, pero nuevamente me equivoqué. No me voy a retractar, y mantengo mi apreciación sobre el engendro Wolfgang Stark (sres. de la FIFA, hagan alguna vez algo por el mundo, y eliminen a ese señor de cualquier competencia deportiva, y que no pueda arbitrar ni siquiera una pichanga).


Pero estos seres sonrientes que ven aquí son en realidad demonios. Sus trajes rojos los identifican como seguidores de una secta de adoradores de Satanás, y la misión que el maligno les encomendó hoy fue golpear a un país entero, representado por sus jugadores de fútbol.



Policías de Canadá. Si alguna vez alguien viaja a ese país supuestamente idílico, tenga cuidado con estos individuos, que si se enteran que son chilenos lo agrederán, le tirarán gas irritante, lo esposarán, y mantendrán detenido como el peor de los asesinos.

Espero de verdad que todas las autoridades pertinentes (Gobierno de Chile, dirigentes de la ANFP, sres. de la FIFA) hagan todo lo posible no sólo para limpiar nuestro nombre, si no también para que se castigue a los policías amargados que golpearon y detuvieron a nuestros jugadores. Al parecer ese país es tan tranquilo, y sus representantes de la ley se aburren tanto de no tener cómo hacer gala de sus artes marciales, que vieron como una amenaza que los integrantes del equipo se acercaran a los hinchas, que pese a la adversidad igual estaban ahí para entregar su apoyo, y botaron tensiones aplicando corriente a nuestros chicos.

Policias canadienses: háganse un cursito, pidan que los manden a misiones especiales, o dedíquense a salvar ardillas de los árboles, porque no saben distinguir si un joven es un futbolista o un delincuente, no conocen el calor de un hincha alentando a su equipo, no saben de sacrificio ni de esfuerzo, porque cualquier "problema" lo solucionan con un poco de gas pimienta.

Y ya no nos vengan con eso de que Canadá es un país ordenado. Si así tratan a los deportistas de élite que los honran con su visita, en realidad son un pueblo de gente sometida y atemorizada, que no levanta la voz por miedo a que sus autoridades les apliquen golpes de corriente por desacato.

Roja, todo el país te apoya.

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