viernes, 24 de agosto de 2007

Lo hice.


Lo logré. Ya está hecho. Asumido, soy una solterona de tomo y lomo. Y qué?

Lo pasé increíble.

Hoy estaba convencida de que tenía que ir al médico en la tarde, así que de mala gana me dispuse a ponerme de pie y hacer algo por mi imagen. Mucha risa me dio después al darme cuenta que la hora era el lunes, y no hoy.

Siendo así, consideré que era un atentado quedarme encerrada, y ya que no tendría compañía virtual esta tarde, no privaría al mundo de la belleza de mi persona.

Me fui a almorzar al Triángulo de las Bermudas, y lo decidí. Iría al cine. A ver algo, cualquier cosa. Por ser viernes esperaba que estuviera más relajado que la vez anterior que lo intenté, y sumado a eso la lluvia, confiaba en que el cine estaría más desierto que una playa solitaria.

Llegué feliz y completamente convencida de que lo pasaría chancho. Primero debía pasar por un Servipag, y milagro! estaba vacío. Buen augurio. Después pasé a averiguar por una lana para mi sobrino, pero me fue mal (así que lo que originalmente compré para hacer una bufanda y su gorro no se transformaría en un suéter), almorcé un churrasco del Lomitón (nunca más, me apestó), y me fui a ver la oferta cinematográfica.

En vista y considerando que no tendría nadie con quien comentar la cinta al final, opté por una alternativa que permitiera descansar mis neuronas, que no me diera pena por historias de amor, que no alterara mis hormonas con escenas eróticas, y que sólo me diera un rato de sana diversión: Bruce Willis y su 4to intento por morir.

No hay mucho que comentar, sólo que me reí demasiado, mis neurotransmisores pudieron seguir conectándose sin ser molestados, y me sentí sorprendentemente relajada. Me olvidé de todo por un buen rato. Así da gusto andar por la vida. No todo va a ser complicación existencial y belleza sublime.

A la salida estaba tan contenta que me di tiempo para sufrir viendo bisutería en María Rivolta. Me enamoré perdidamente de una pulsera de cuero roja con aplicaciones de metal y piedras de colores...

Y como no sólo de joyas vive una mujer, pasé a una librería y me compré el libro "Muchas Vidas, Muchos Maestros" de Brian Weiss. He tenido un poco abandonados mis estudios. Estaba en eso cuando me llamó la atención una novela, El Cuento Número 13, y ya que habría sido un abuso comprar ambos, me prometí a mí misma llevarla el próximo mes.

Después de hacer las habituales compras de leche y pan en el supermercado, pasé a canjear mis puntos Más; la semana pasada había visto unos libros, y me interesaba cambiarlos por uno. Grande fue mi sorpresa al ver que la novela que acababa de ver estaba disponible para ser canjeada, y mejor aún, me sobraban los puntos.

Así que hoy llegué con una buena dosis de paz espiritual en mi alma, tras el descarado despliegue de balazos y sangre de John McClane; sin una nueva prenda de vestir para mi clóset (eso es una hazaña), pero con dos estupendos libros para seguir cultivando mi espíritu.

Quién dijo que la vida de soltera tenía que ser aburrida? Y ya que di el fatídico 3er paso hacia la soledad absoluta, mejor hacerlo con estilo y pasándolo bien. Asumida, no?

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