viernes, 10 de agosto de 2007

Tú lo dijiste.


"Te vas a aburrir", me dijiste, y te esmeraste en demostrarme lo frío, cruel y despiadado que eras. Yo no te hice caso. Seguí dándote mi corazón, levantándome tras cada desprecio, creyendo que el amor todo lo puede y que algún día iba a ser la dueña de tu alma.

Y creí lograrlo. Me metí en cada rincón de tu vida, fui tu apoyo, tu confidente, iluminé tus días y puse risas a tus noches.

Hasta que escuché de tus labios las fatídicas palabras. "Sí, la quiero, pero no estoy enamorado de ella".

Entonces conté una a una las lágrimas derramadas, las veces en que el pecho se me encogió y el dolor de mis suspiros.

Tomé mis cosas y me fui.

Intentaste detenerme. "Cómo puedo demostrarte que sí te amo?".

Te miré entre sollozos.

"Ya es muy tarde para eso".

Y caminé de regreso a mi propia casa.

3 comentarios:

Pazchina dijo...

A veces el mirar hacia atrás nos sirve para armar el rumbo de nuestros pasos hacia adelante y de alguno que otro recoveco dando vueltas por allí...Te quiero mucho.

Mad Max dijo...

Muchas veces nos toca llorar o hacer llorar, pero siempre contamos con esa luz interior que algún día ilumino el camino de dos pero que siempre nos mostrara lo que nos queda por caminar.
Cariños...

Lilian Flores Guerra dijo...

Pazchina: amiga, cómo se nota que me conoces. Sabes que desde hace tiempo sentía la necesidad de echar fuera este molesto recuerdo, que me provocaba un cosquilleo de vergüenza? Reconozco que me siento más aliviada. Quizás ya es hora de dejar el pasado totalmente atrás.
Te quiero mucho yo también.

Mad Max: gracias por tus palabras. Espero que a este farolito le quede aún combustible para iluminar el camino, y encender el corazón de aquel que me arranca suspiros. Te mando un abrazo.