lunes, 20 de agosto de 2007

Lo prometí.

Prometí dejar de ver la vida en blanco y negro, en luces y sombras. Que sonreiría con más frecuencia, y abriría las ventanas para que el sol de agosto dejara caer un rayito sobre mi cama.

Prometí dejar los miedos atrás, convencerme de que no hay un líquido ponzoñoso recorriendo mis venas. Que mis ojos podrían brillar, y que daría permiso a mis sueños para elevarse sobre las penumbras y el pasado.

Prometí devolverle a mis labios el color de la ilusión, que de mis manos no caerían más lágrimas amargas. Que la vida se colaría por mi puerta, y que la risa llenaría cada rincón de mi casa.

Pero me duermo pensando cada noche si el día siguiente será especial, si la brisa me traerá el rumor de susurros en mi oído. Si mi corazón latirá con fuerza, y podré apoyar mi frente en un pecho que me cobije.

Amanda Cabot.
Agosto 20, 2007.-
Si las horas traerán una caricia en mi cara deslavada...

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