jueves, 2 de agosto de 2007

Mi casa... mi sueño.

Siempre soñé con tener un lugar, un rincón, donde las reglas de la existencia no tuvieran espacio. Donde mi voz se escuchara por todos los cuartos, y que en cada centímetro se sintiera un atisbo de mi esencia.

Mi casa. Ahora mis sentidos se abren, y miro con nuevos ojos cada esquina de ella. Por fin mi mente está despierta, y ya no quiero escapar, ni confundirme en la niebla. Sólo anhelo poblar con detalles deliciosos, curiosos, los muros que me rodean. Dejar de verlos como mi prisión, y de una vez percibirlos como mi guarida.

Quiero ver libros, maderas, flores, colores, rodeándome y dando calor a mi vida.

Quiero que desde las paredes me sonrían las obras de mis seres amados.

Que las ventanas dejen entrar el aire perfumado de la primavera.

Que la luz del atardecer me envuelva en un abrazo sin fin.

Que la brisa de agosto traiga sus pasos, que la belleza de mi hogar lo subyugue, y ya no quiera marcharse más.



Pd.- También quiero que mi gato deje de rasguñar el papel mural, pero más que un sueño eso sería una fantasía.


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