domingo, 19 de agosto de 2007

No tengo suerte.

Si los dichos fueran cierto, debería tener una fortuna inmensa en el área amorosa, con una larga fila de pretendientes peleándose por mi persona (mmm... sin comentarios). Pero definitivamente no tengo nada de suerte para juegos de azar, ni siquiera cuando no todo depende taaaaanto de la suerte.

Esta vez pensé que me iría bien. Ayer mi equipo se lució con una goleada, y el panorama no podía ser más auspicioso. Con esa buena vibra encaré el encuentro del Liverpool con Chelsea, equipos a los que vi durante todo el primer semestre en la Premier League (gracias San Chilevisión!). Como ambos cuadros son excepcionales (me encanta ese juego rápido y rítmico de los ingleses), me la jugué por un empate. Sufrí todo el primer tiempo con la ventaja del Liverpool, pero cuando llegué a casa de mis padres ya pude respirar gracias a un golcito del Chelsea. Buen panorama. Dos de cuatro.

Pero en la tarde River me falló. Pasé todo el partido gritando y tejiendo (la cábala de siempre), lo que no alcanzó para dos goles. Sólo empató con San Lorenzo, así que nunca más me la jugaré por ellos.

Ni que decir de los innombrables, que sólo en honor a mi editor les di mi voto de confianza. Al menos su empate me dio un poco de risa, e hizo un poco menos dolorosa mi desilusión por no llevarme el enorme premio del Xperto.


Me encantan los tréboles de cuatro hojas. Tengo un collar y un bello anillo con esa forma. Si al menos me sirviera para ganarme alguna vez un premiecito...

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