miércoles, 8 de agosto de 2007

Quemaré todo




Quemaré todo y me iré lejos, donde nadie me busque y donde nada encuentre.

Donde mi memoria se la lleve el día al cerrar los ojos.

Donde no haya seres sin alma que devoren mi carne y arrojen el corazón como un desperdicio.


Quemaré los libros, los adornos, los vestidos. Caminaré sin rumbo, escoltada por el silencio. Mi silueta será sólo una sombra, un reflejo, paseando inadvertida, sumida en su desvelo.

Mis pasos serán en círculos.

Mis sueños se irán con el humo en su vuelo.


Quemaré mi almohada, mi fiebre, hasta mi propia piel se hará cenizas. En la tarde un destello rojizo en el cielo será una oración por mi espíritu errante.

Y me desvaneceré. Me borraré del recuerdo de los mortales. No seré más una voz que martirice los oídos y las llagas.

La suave brisa de la primavera murmurará mi nombre; sólo la oirán las flores, y tal vez, en un rincón bajo la montaña, alguien pregunte en la madrugada ¿dónde te fuiste, Amanda?

Amanda Cabot.
Agosto 8 de 2007.-
Mis manos suspendidas en el aire, esperando un abrazo que no ha de llegar.


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